Mientras en las afueras del Centro de Justicia Penal familiares, allegados y personas solidarias con Paula Perassi armaban una olla popular en reclamo de "Justicia", la sala 7 del Centro de Justicia Penal volvió a ser escenario de una nueva audiencia por el caso de la mujer de 34 años que el 18 de septiembre de 2011 salió de su casa de San Lorenzo y no apareció nunca más.
Con dos gazebos en las afueras del tribunal penal y el cotidiano despliegue de pancartas, muchas personas se convocaron para hacerle el aguante a los padres de Paula, que aunque no pueden ingresar al juicio, lo siguen desde la puerta junto a familiares y organizaciones sociales, sindicales y de género.
Adentro de la sala, declaraban dos testigos, Marcelo Guanes y Claudio Ingenieri, ambos policías de la División de Tecnología Aplicada de la Federal, quienes analizaron el entrecruzamiento de llamadas telefónicas e hicieron un mapa de localizaciones de los teléfonos intervinientes. De allí surgieron las numerosas llamadas que Paula y su amante Gabriel Strumia realizaron los días previos a la desaparición de la mujer, y de los resultados del software I2, que daba cuenta de las localizaciones.
Allí surgió que desde mayo hasta el 18 de septiembre de 2011 hubo más de mil comunicaciones entre Paula y su amante, que se cortaron el 18 de septiembre, hasta que el 23 se registró otro movimiento.El mismo entrecruzamiento lo ubica a Strumia cerca de la casa de Paula antes de su desaparición.
También surgieron llamadas entre Strumia y el comisario Daniel Puyol (imputado por encubrimiento) entre el 19 y el 22 de septiembre.