Hace una semana, la comunidad educativa repudió el ataque con un abrazo solidario. Hay profesores que temen regresar.

El Centro Cultural Alas para Crecer, de barrio Tablada, donde se capacitan en oficios 300 adolescentes, se quedó sin custodia policial. La decisión llegó una semana después del abrazo solidario que concretaron sus organizadores luego del ataque a balazos que sufrieron el viernes 29 de marzo.

"Lo único que se ve cada tanto es un móvil que pasa por la zona", indicaron ayer los vecinos. Y reclamaron que "al menos estén presentes entre las 15 y las 21, horario en el que los pibes asisten a los talleres y consultas".

Tras el ataque, el temor puso en duda la continuidad de algunos cursos que financia la Secretaría de Cultura del municipio.

El hecho

Aquel viernes, cerca de las 23, al menos ocho disparos impactaron en el frente del Centro Cultural ubicado a metros de Colón y Uriburu. Una situación que puso en alerta a la comunidad. A punto tal que el lunes pasado realizaron un abrazo simbólico para repudiar el ataque.

Vecinos de Tablada repudiaron el ataque a balazos a un centro cultural

Las causas afloraron en boca de varios de los organizadores. "Hemos rescatado a varios pibes de la droga. Y muchos que eran soldaditos narco ahora se engancharon con nosotros en los cursos", dijeron a coro. Esto para encontrarle una explicación a las chapas perforadas por las balas.

Centro cultural

Alas para Crecer asoma pintada de múltiples colores e imágenes en Medici 4620. Allí unas 300 personas (de entre 13 y 28 años) buscan un presente y futuro mejor. Asisten a cursos de oficios, talleres de capacitación, escuelas de carpintería. Y reciben contención psicológica, asesoramiento legal y atención primaria.

El "milagro" de sacar a los pibes de las drogas no es tarea sencilla. Cada jornada unos 20 voluntarios hacen malabares para que nadie interrumpa su formación. Hasta les tramitan las tarjetas de colectivos.

La zona

La zona llamada Tablada sur es como dice la jerga "picante". Cercana a los Fonavi y a barrio Municipal, también llamado "Pimpilandia". El miedo se huele en las calles, donde impera la ley del más fuerte. Los adolescentes buscan "cartel" conviertiéndose en "tiratiros" para los narcos y así ganar prestigio y dinero.

Las casas se desalojan por la fuerza y luego se usan como búnker de venta de drogas, se alquilan o se venden. Como le pasó al minimarket ubicado a 20 metros de Alas para Crecer, donde el dueño tuvo que cerrar tras la seguidilla de amenazas y balazos. Fueron dos días seguidos de plomo sobre la fachada. "Querían que pague por protección o que se vaya", explicó un vecino.

El 1º de abril pasado y en medio del abrazo solidario, asomaba un patrullero estacionado en la esquina con balizas encendidas. Adentro, dos policías prestaban atención a sus celulares.

Pero a una semana del "mensaje", la comunidad se siente más desprotegida. Según cuentan los vecinos, por "falta de recursos" el Centro Cultural perdió la custodia. Sólo obtuvieron la promesa de la policía que iban a darse una vuelta dentro del recorrido por la zona.

Pero lo hacen en forma aleatoria y sin tener en cuenta el horario más necesario para que los pibes rescatados de la marginalidad puedan sentirse custodiados para capacitarse. Entre las 15 y las 21.