Mirko ha sido figura de la farándula desde que nació. No solo por el hecho de ser el hijo de uno de los conductores más importantes de la televisión argentina, sino porque su padre ha difundido imágenes de él en todo momento, lo ha mostrado en televisión, en sus cuentas de redes sociales, y hasta ha armado una cuenta propia de Instagram para él, en donde posee más de tres millones doscientos mil seguidores, uno de los factores que facilitó que se quede con el Martín Fierro Digital de Oro.

Sin embargo, todo tiene un final, y este llegaría muy pronto a través de fuertes directivas provenientes desde Estados Unidos, donde se ubican las oficinas centrales de Viacom, empresa dueña de Telefe, en donde ya estarían bastante cansados de la sobreexposición que tiene el bebé de Marley en las diferentes pantallas de los televidentes y espectadores.

Según indica una versión que trascendió en las últimas horas, al conductor de Por el mundo ya se le advirtió sobre la cantidad de horas que expone a su hijo ante las cámaras, e incluso dicen que hubo psicólogos que le avisaron que tiene que parar.

La información brindada por Adrián Pallares y Jorge Rial asegura que altísimos directivos de Viacom ya no quieren que salga al aire durante casi toda la emisión del programa de viajes, pero esto no coincide con lo que quieren las grandes cabezas locales del canal, que hasta promocionan el ciclo con el nombre del nene en las publicidades.

“Telefe lo estiró todo lo que pudo, pero desde Viacom tienen ciertos estándares y han llegado quejas. Lo que pasa es que se juntó el afecto y cariño de Marley hacia su hijo, con la comunicación y el negocio. La guita no tiene ideología, negocio mata ética, esto es así en cualquier lado, pero las empresas americanas tienen un cierto código”, sostuvo el conductor de América, y agregó: “Marley encontró una formula, la gente quiere ver a Mirko, es el programa del bebé, y encima él se debe tentar, porque viaja, está con su hijo pasándola bien y gana guita”.

De todas maneras, seguramente será el conductor quien tenga la última palabra, debido a que no podrá alejarse de su bebé tanto tiempo y dejarlo en Argentina hasta que termine sus compromisos laborales con el programa.