El médico y sexólogo Carlos Soto Payva habló sobre el papel de las redes sociales y las nuevas tecnologías a la hora del sexo. Estamos expuestos a más información a temprana edad. ¿Cómo nos afecta?


Redacción Sin Mordaza

"La tecnología ha influido muchísimo. La posibilidad de que una criatura de 9 años tenga en sus manos un celular y quiera informarse sobre sexualidad al escribir la palabra sexo o baje de una ondanada 50 sitios pornográficos ya le da una visión deformada de lo que es el encuentro con otra persona y con uno mismo", dijo Soto Payva en conversación con  Bigote Acosta.

"Digo deformada, porque en la medida en que aparece la experiencia de vida, no nos va a hacer nada ver una película porno. Pero a un chico que no tiene experiencia y que cree que esa modalidad absolutamente de uso indiscriminado de la mujer como un objeto y de la violencia que está casi permanente dentro de la pornografía, le puede parecer la forma de comunicarse. Es posible que en sus primeros encuentros intente replicar lo que ha visto de esa manera", analizó Soto Payva.

Desinformación

Para Soto Payva, a pesar de todo lo que se dice y de lo que la tecnología brindaría si estaría bien usada, hay una deformación "absoluta" del concepto, de lo que significa el desarrollo - en sexualidad- y las posibilidades. "Hasta tal punto que gente que no tendría que usar los medicamentos los usan". En ese sentido, hablamos de jóvenes que ante la expectativa de un encuentro, usan medicación "porque importa la cantidad y no la calidad y quieren hacer performance. Como no tienen el menor conocimiento sobre la sexualidad entra a consumir medicamentos que no tiene necesidad de consumir", indicó Soto Payva.

Quién educa sexualmente

"Cuando hace algunos años comencé con las charlas, me preguntaban quién educa sexualmente. Y la palabra clave es todos, porque todos, aún por omisión educamos. Educar sexualmente es por lo menos ponerle oreja a una criatura, que empieza a tener inquietudes", dijo Soto Payva.

"Y cuando a veces los padres no saben qué contestar, bajan la cortina. Y eso es educar por omisión. Y ahí aparece el primer peligro. Porque cuando en la casa no se puede hablar y después en la escuela menos -a pesar de la ESI- y los medios deforman, el chico tiene dos alternativas. La primera es la clásica: se confía más en los pares, que están tan desinformados como él. Y si pregunta al adulto, quizá el que está a la expectativa es el adulto abusador y lo puede guiar hasta conseguir su objetivo. En redes sociales tenemos un semillero de chicos y están los abusadores", añadió el médico.

Vida plena en sexualidad

Para Soto Payva, el primer educador es la familia. "Y que es la que no lo hace. Y tampoco nadie a formado a los formadores. Los docentes que nos llaman nos dicen, no podemos hablar de lo que no sé", dijo Soto Payva.

"Nosotros le llamamos analfabetismo sexual a esta línea que de forma transversal atraviesa todas las edades y todos los estados, no solamente profesionales sino también oficios. La educación y la educación en sexualidad tienen que ver con la escucha. Y con bajarse del pedestal de papá prepotente o mamá que todo lo sabe y decir "lo buscamos juntos", para que sea reforzado en la parte educativa, en todos sus niveles", finalizó Soto Payva.

 

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