En la red que los nuclea advirtieron que llegarán facturas de gas impagables. El dilema de mantener las piletas climatizadas.

"Estamos frente al mismo problema del invierno pasado, y cuando lleguen las facturas de gas serán una bomba". La advertencia corrió por cuenta de Jeremías Salvo, dirigente del Club Suderland de barrio Ludueña. Y referente de la Red de Clubes, un colectivo integrado por unas 140 instituciones deportivas. De estas, más de 30 tienen piletas climatizadas, que intenta paliar la crisis que atraviesan frente a los tarifazos.

Subsidios

Si bien la provincia subsidia en un 50 por ciento los servicios de luz y agua, la Nación adeuda los reintegros de más de un año de las boletas de gas, agua y luz. E incluso ahora les exige un reempadronamiento. Algunos endeudados ya desde el año pasado, con menos socios y un incremento de la morosidad, arrancaron la nueva temporada de invierno y esperan facturas de gas que superen los 100 mil pesos mensuales. "Cómo vamos a hacer, no sé; vamos día a día", dijo con preocupación la presidenta de Atlantic Sportsmen, Analía Gil. Es uno de los tres clubes que serán parte de la prueba piloto de la provincia para funcionar con energías renovables.

Ya la temporada 2018 había sido dura de enfrentar. Los incrementos en las tarifas, fundamentalmente del gas en los 36 clubes que tienen que climatizar sus piletas cada otoño, los empujaba al límite con facturas mensuales de más de 70 mil pesos. A lo que se sumó la crisis en los bolsillos de los socios. Esto hacía que en las entidades de barrios de menor poder adquisitivo la morosidad aumentara entre un 30 y un 40 por ciento.

Conformación

La red se conformó justamente para reclamar al gobierno nacional que cumpla con la reglamentación vigente. La misma establece un reintegro del 40 por ciento para las entidades deportivas en las facturas de gas, luz y agua. Una medida que no se cumple, ya que la administración central no sólo acumula facturas desde hace un año y medio. Sino que además ahora requirió nuevos trámites. "Tienen el tupé de pedirnos que nos reempadronemos y mandemos todo lo que ya mandamos, otra vez", indicó con bronca la presidenta del club de calle Lavalle.

Los reclamos no sólo no surtieron efecto, sino que además Salvo advirtió que las entidades arrancaron la temporada "en una situación de mayor deterioro que la del año pasado". Y explicó que "algunos clubes están endeudados o aún con planes de pagos para abonar los servicios. Y a eso se suma el ajuste que todas las familias hacen con esta crisis. Entonces para las piletas hay promociones y no se puede cobrar más porque la gente si no, no va".

El mismo escenario describió Gil al indicar que "todo viene muy duro". Y contó: "Las familias se restringen en los gastos superfluos porque a nadie le alcanza. Y el club y la pileta no son gastos de primera necesidad". Así, trasladar los incrementos de costos a los socios, no es una opción. "Buscamos paliativos", indicó Gil. Y contó que este mes se compró una manta para extender sobre el natatorio, mantener el calor. Y ver si disminuye el consumo de gas.

"El año pasado ya veíamos en los clubes de los barrios de clase trabajadora que la morosidad había aumentado, pero ahora eso se extendió a todos los clubes", señaló Salvo. Y puntualizó que "hay entidades tanto de Rosario, como de Funes que nunca tuvieron problemas para cobrar la cuota societaria. Y que ahora también sufren un aumento de la morosidad".

Boletas por venir

Si bien todas las piletas iniciaron la temporada, esperan la llegada de las facturas de gas con los dientes apretados. "El año pasado llegamos a pagar facturas de hasta 70 mil pesos por mes, así que cuando vengan ahora van a ser una bomba", dijo sin medias tintas el presidente del Club Suderland.

Con esa perspectiva, consideró que "habrá clubes con más espalda que podrán hacer frente a eso, pero no va a ser la mayoría y si hablamos en dos meses, seguramente la realidad será diferente a la de hoy".

La presidenta de Atlantic Sportsmen directamente anticipó que espera boletas de más de cien mil pesos, y añadió: "Cómo vamos a hacer para pagarlas, no lo sabemos; vamos sobreviviendo día a día. Hay que aguantar y sostener a la gente para que no se vaya".