Las ofertas y el hecho de que la entrada sea gratuita empujan en algo las ventas. En los primeros días ya pasaron más de 25 mil personas. La amplia propuesta es toda una garantía del evento.

En un contexto crítico, la Feria del Libro de Rosario le está inyectando algo de oxígeno a libreros y editores locales. Las ofertas empujan las ventas y el hecho de que la entrada sea gratuita colma los stands cada día.

Participación

Las autoridades de Cultura de la Municipalidad como de la Fundación El Libro, son las dos patas del engranaje que puso a andar nuevamente el evento el año pasado. Ambas reconocen la gran afluencia de público. Y estiman que hasta los primeros días de esta semana habían pasado por allí más de 25 mil personas.

Además, la amplísima propuesta de actividades es toda una garantía de que el evento se haya convertido en un paseo familiar. Las ventas, en cambio, dividen las opiniones. Mientras los viejos libreros afirman que "sólo salen las ofertas y el resto casi nada". Quienes empujan nuevos proyectos editoriales aseguran que la feria es una "bocanada de aire" que permite poner en marcha iniciativas en carpeta.

Como parte del Equipo de Programación de la feria, Susana Dezorzi señaló que "claramente los momentos fuertes son los fines de semana. E incluso el segundo fin de semana es más fuerte que el primero". La funcionaria de la Secretaría de Cultura recalcó "la muy buena afluencia" de público en los primeros días. Señaló que todos los turnos para las visitas de escuelas ya fueron otorgados. Y estimó que hasta este lunes pasaron por el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa más de 25 mil personas.

Más público

Con esa impresión de los primeros cuatro días del evento, calculó que en los 12 días que se extenderá la propuesta "se llegará al mismo número del año pasado". Donde la visitaron más de 180 mil personas.

"Es un paseo familiar y que la entrada sea gratuita es toda una ventaja, fundamentalmente por la amplia y variada programación", destacó.

En el mismo tono, el director Institucional y Cultural de la Fundación El Libro, Oche Califa, aseguró que "se están viendo buenos resultados" y lo graficó diciendo que "hubo eventos destacables, como la movida juvenil que se realizó el lunes pasado a sala llena. Y mover jóvenes lectores un lunes temprano, es toda una buena señal", subrayó.

Dezorzi, en tanto, admitió "el crítico momento del sector", pero consideró que estos primeros días representan "un sacudón" para los promedios de venta de las librerías. "Las presentaciones y eventos motorizan las ventas y la feria viene a mover lo que no se estaba moviendo", afirmó la funcionaria e indicó que "muchas veces la gente compra más libros en la feria que los que compra a lo largo del resto del año".

Libreros y editores

A la hora de analizar las ventas, las opiniones se dividen. "No se vende o se vende poco", admitió sin medias tintas Poli Laborde, que con 48 años como librero y 25 de editor, vaticinó que pasará en Rosario "lo mismo que en la feria de Buenos Aires, donde las ventas cayeron un 40 por ciento".

Explicó que la razón "es que los libros están caros y no son ni el pan ni la leche" y agregó: "Las editoriales son monopólicas y no hay libros baratos. Los de bolsillo cuestan 499 o 599 y eso espanta a cualquiera, es mucha plata, y los stands para los expositores son caros, porque rondan los 30 mil pesos y hoy, eso es mucho".

Carolina Musa, en tanto, titular de la editorial Libros Silvestres, aseguró que la afluencia de gente en esta edición de la Feria del Libro "es buena, pero mayor el fin de semana", y recalcó que la caída de las ventas de la actividad editorial "está en picada desde enero". Con ese panorama, la feria intenta darle algo de oxígeno al sector. "Acá todo el mundo se lleva algo, aunque menos que otras veces. Así y todo, compensa en alguna medida lo que viene pasando en los últimos meses", admitió.

Con el entusiasmo de tener apenas dos años en el mercado, Ligia Rossi, quien está al frente de la joven editorial Listo Calisto, puso de relieve "el interés del que pasa y mira, agarra los libros y se interesa", pero también admitió que "los libros tienen hoy precios exorbitantes comparados con los salarios de las familias". Así y todo, consideró que estos días son "una bocanada de aire fresco" y señaló que las ventas "se mueven un poco y dan la chance de poner a andar proyectos que estaban en espera. Y eso, renueva y entusiasma", aseguró.