El número 10 del Barcelona, entrevistado por TyC Sports, ha dejado claro que el hambre y las ganas de victoria siguen intactas pero que el equipo está ahora en una fase de transición y no destaca como favorito. Tal vez Messi haya querido quitar presión al plantel albiceleste, en el que figuran una serie de debutantes, pero es cierto también que, como bien dijo: “Terminé la temporada más cansado y frustrado desde la cabeza que desde lo físico por lo que pasó en los últimos quince días”, en referencia a la eliminación de la Champions League y a la derrota en la final de la Copa del Rey con el Barcelona. Lo que está claro es que la Albiceleste tendrá sí o sí el deber de intentarlo, porque en las últimas dos ediciones llegó a la final y porque dispone del mejor jugador del momento.
La noticia de la lesión de Neymar contra Qatar, que dejará al crack del Paris Saint Germain fuera de la Copa, ha terminado por aumentar las posibilidades que Argentina pueda ganar esta competición, algo que se refleja en las apuestas de la Copa América. Pese a que Brasil siga siendo favorito por su condición de anfitrión y por los numerosos cracks que pueden sustituir a Neymar, la Argentina cuenta con la tradición del que ha ganado esta copa en 14 ocasiones - solo una menos que Uruguay, la selección con más Copas de América - y sobre todo vive con el hambre de una revancha importante. Haber perdido las dos finales de 2015 y 2016 contra Chile es un impulso importante para los argentinos, que pese a estar en una fase de transición querrán darlo todo para ganar.
Junto a Messi estarán dos viejos componentes de la generación dorada que no ganó ningún título, es decir Ángel Di María y Sergio Agüero, que este año han disputado unas temporadas de muy buen nivel en Europa. “Para nosotros la Copa América es como un mundial”, añadió Messi, que parece estar cada vez más cómodo en su papel de capitán y catalizador del juego del equipo. Si el Kun y Lautaro Martínez, los dos 9, estarán finos, podría ser que finalmente la Albiceleste se lleve un triunfo, algo que no ocurre desde el lejano 1993.
Para empezar a ganar este título la selección de Lionel Scaloni deberá terminar primera de grupo para evitar sorpresas en cuartos. Después empezará el verdadero torneo. Los muchos hinchas argentinos que viven en Brasil o se desplazarán hacia el país cercano serán clave para alentar a un equipo que tiene sus chances. La final del Maracaná del 7 de julio podría ser una revancha de la del mundial de 2014.