Por reformas estructurales, el FMI entiende la liberación de áreas clave de la economía, como las finanzas, el comercio, los mercados de productos o la desregulación laboral.

La Argentina es uno de los países que más han fracasado en las últimas décadas, en llevar adelante reformas estructurales que le permitan acercarse al nivel de vida de los países desarrollados, de acuerdo con la visión del Fondo Monetario Internacional. Un trabajo dado a conocer hoy en Washington por el organismo multilateral “Reiniciando el crecimiento del mercado emergente y de bajos ingresos”, analiza la situación de distintos países que han realizado estas reformas. Y ubica a la economía argentina entre las que más fallaron, conjunto en el que también se incluyen México, Nigeria y Filipinas.

Mercados emergentes

En promedio, los mercados emergentes han ido cerrando la brecha que los separa en términos de producto bruto por habitante. De los Estados Unidos en aproximadamente 1,3% por año desde la crisis financiera de 2008. En tanto, los países de bajos ingresos fueron acortando distancia a razón de 0,7% por año. A estas tasas, tomaría más de 50 años para una economía de mercado emergente típica, y 90 años para un país en desarrollo de bajos ingresos cerrar la mitad de las brechas actuales en los niveles de vida.

Por reformas estructurales, el FMI entiende la liberación de áreas clave de la economía, como las finanzas, el comercio, los mercados de productos o la desregulación laboral. Es decir que el organismo sigue defiendo este tipo de reformas como la clave para mejorar el estándar de vida de los países.

Argentina

Para el FMI, la Argentina llevó adelante estas reformas entre los años 1988 y 1997, pero el resultado logrado no fue acercarse al nivel de vida de los Estados Unidos, sino todo lo contrario, en el período 1998-2007 se fue alejando a una tasa del orden del 1,5% anual.

En cambio, el Fondo rescata las experiencias de países como Colombia, Egipto y Rumania que acortaron la diferencia de ingresos con los Estados Unidos a una velocidad por encima del promedio de los mercados emergentes.

El estudio señala que en el caso de la Argentina no influyeron ni guerras ni desastres naturales, pero sí la apreciación del peso y el posterior colapso del régimen de convertibilidad a comienzos de los 2.000, que determinaron una reversión de las reformas estructurales.