Miles de rosarinos quedaron con ganas de más lectura luego de la Feria Internacional del Libro, y es por eso que la Feria de Librerías de Viejo les vino como anillo al dedo. Ayer se cerró la 15º edición que se organiza todos los años, en dos ocasiones por año, por la que pasaron una gran cantidad de personas a buscar libros usados, antiguos, descatalogados, rarezas y primeras ediciones de distintas disciplinas.
El punto álgido de la feria fue el jueves, cuando comenzó la edición que ayer llegó a su fin. El entrepiso del Centro Cultural Fontanarrosa lució lleno de gente que se hizo un espacio en el feriado del 20 de junio para acudir junto a la familia y recorrer las decenas de stands que albergaron una imponente cantidad y calidad de libros de todas las épocas.
Varios libreros coincidieron en que el primer día de la feria fue el más intenso y el que mayores réditos trajo. Hubo un movimiento de gente "multitudinario" que aprovechó los ejemplares que cada vendedor llevó con sus stands al Fontanarrosa.
"Viene gente que no va a la librería, que espera todo el año la feria. Muchos conocieron esto por primera vez", contó una de las vendedoras de la tradicional librería El pez volador.