El candidato a presidente del Frente Todos tenía actividades en Posadas, pero casi no llega al vuelo de Aerolíneas. Debieron llamarlo por altoparlantes y esperarlo.

Hacer campaña no es nada fácil. Hay medios de comunicación que atender, actos en los que participar y mucho desgaste. Por eso, la agenda de un candidato tiene que funcionar como un reloj suizo, si no corre el riesgo de estar ausente en alguno de sus compromisos.

Alberto Fernández lo sintió de cerca en la mañana de este viernes, cuando llegó con lo justo al vuelo 2750 de Aerolíneas Argentinas que lo trasladó hacia Posadas, Misiones.

Los empleados de la aerolínea estatal debieron llamarlo en reiteradas oportunidades con la señal de “último aviso” para no dejarlos. El vuelo salía a las 8:35 y el candidato llegó apenas 15 minutos antes.

No era el único que faltaba: su mujer Fabiola Yañez llegó con él y Víctor Santa María, otro de los que eran nombrados por los empleados por altavoz, nunca llegó. El que estaba esperándolos era el Chino Navarro, que se comunicaba con ellos por teléfono para saber dónde estaban.

Para colmo, al ser anunciados por los parlantes de Aeroparque, algunos militantes se acercaron a esperarlo, así que debió interrumpir su caminata hasta la Puerta 1 para sacarse algunas selfies. Lo hizo de buen humor y sin apresurarse. Una vez que terminó, se dirigió al mostrador presentó su pasaje y partió sin demoras rumbo a Misiones, donde fue orador en un acto de campaña.