La estabilidad del tipo de cambio nominal junto con el retroceso de la inflación potencian los rendimientos de las apuestas al peso. ¿Durará?

A poco más de un mes de las PASO los ahorristas recalculan sus posiciones y apuestas. Quizás embriagados por los rendimientos obtenidos el mes pasado, gracias a la apreciación del tipo de cambio, hagan otro round a favor del peso. Lo cierto es que si bien las tasas de interés de las colocaciones a plazo fijo en pesos para pequeños y medianos ahorristas han retrocedidos en las últimas semanas. Lo han hecho en menor cuantía que las tasas de referencia del mercado (tasas de las Letras de Liquidez del BCRA -Leliq-).

Por ejemplo, según el relevamiento del BCRA, la tasa pasiva de los plazos fijos en pesos de 30 a 44 días pasó de un promedio mensual de 46,4% en abril al 50,5% en mayo. Esto para caer al 49,9% en junio y estar en los primeros días de julio en 47,8%. O sea, que los rendimientos promedio ofrecidos a los ahorristas muestran respecto a la situación actual estar 1,4% por encima de abril y un 2,7% y 2,1% por debajo de mayo y junio respectivamente.

Al evaluar los segmentos de hasta $100.000 y de más de $ 1 millón, los minoristas fueron los menos castigados: están 4% por encima de abril y solo están 0,2% y 0,4% por debajo de mayo y junio respectivamente. Mientras que los mayoristas están 0,4% por encima de abril pero están 3,5% y 2,5% por debajo de mayo y junio respectivamente. Estas caídas más abruptas también se observan en la tasa Badlar (operaciones superiores a $1 millón concertadas a 30-35 días de plazo) que pasó de 52,5% promedio en mayo al 51,7% en junio y al 49,2% en lo que va de julio.

Algo similar ocurre con la TM20 (operaciones de $20 millones y más concertadas a 30-35 días de plazo), la tasa de call money y de pases. Todas han retrocedido a la par de retroceso de las tasas de las Leliq que pasó de un promedio mensual del 71,79% en mayo al 66,78% en junio y al 61,15% en lo que va de julio.

Tasas

Las tasas se han ido adaptando a la “nueva” realidad inflacionaria. De ahí que en junio se dio el ajuste más abrupto. Ahora se abren interrogantes sobre la situación del mercado monetario que tiene un alto componente estacional en estos tiempos. En paralelo los agentes económicos quieren ver más “pruebas” de la desaceleración de la tasa mensual de inflación. Y todo ello, claro, bajo el paraguas de una estabilidad cambiaria sujeta a los vaivenes de los sondeos preelectorales de cara a las PASO.

En primer lugar hay que tener en cuenta que la demanda de dinero viene aumentando por estacionalidad en junio y julio. Por ello, el BCRA flexibilizó los encajes en junio (el 3% de los depósitos a plazo fijo de corto plazo) y en julio (bajó 3% más para todos los plazos fijos). Pero además el sistema financiero tendrá la facilidad de integrar los menores encajes sobre la base de los depósitos del mes pasado y término bimensual.

En este contexto y bajo una desaceleración inflacionaria en el mercado apuestan a que la competencia estacional por el efectivo y la baja de encajes hará que las tasas para los ahorristas experimenten un ajuste más lento que las tasas activas. De esta manera los ahorristas podrían beneficiarse, un tiempo más, de los altos rendimientos ofrecidos por los bancos antes de las PASO.

Todo ello siempre y cuando no medie, sobre todo, ningún cisne negro externo. Por lo pronto, las estimaciones privadas de la inflación muestran tasas apenas superiores al 2,4% y en baja. El dólar no tendría mucho argumentos como para recuperar ya lo perdido. Pero, como de costumbre las apuestas al peso, en contextos electorales, son casi un deporte extremo. No son para cualquiera.