El equilibrio que transita en los últimos meses el mercado cambiario no es sano y es importante estar alertados al respecto.

A menos de un mes de las PASO, la importancia que el Gobierno otorga a la economía se concentra en cuestiones de corto plazo. Principalmente, un dólar tranquilo. En otras palabras, el desafío es transitar el período de elecciones “con una volatilidad muy moderada en el mercado cambiario” para tomar las palabras expresadas este martes por el presidente del Banco Central, Guido Sandleris. Fue en la presentación del Informe de Política Monetaria.

Temores

De ocurrir un episodio cambiario como el del año pasado, el oficialismo seguramente perdería las elecciones. Por el contrario, de lograr una volatilidad moderada, se neutralizaría ese efecto negativo, lo que generaría un mejor panorama de cara a las elecciones.

En este marco, las posibilidades de lograr una baja volatilidad cambiaria existen teniendo en cuenta que se estiman u$s16.000 millones en el segundo semestre para atender la demanda de dólares sin contar intervenciones por parte del BCRA.

Sin embargo, el equilibrio que transita en los últimos meses el mercado cambiario no es sano y es importante estar alertados al respecto. En lo que va del año (con datos a mayo), se han acumulado u$s9.532 millones en Formación de Activos Externos (fuga de capitales), lo que da un promedio mensual de u$s1.900 millones (con un abril y mayo que superan este promedio).

Demanda

La demanda aún continúa alimentándose, aunque en menor medida, de dólares por turismo, promediando u$s480 millones mensual en los primeros cinco meses del año. Hay otras variables que traccionan la demanda, pero las mencionadas son las más importantes.

Por el otro lado, esta demanda de dólares está siendo soportada por una oferta que se encuentra artificialmente alta. En primer lugar, las ventas diarias del Tesoro de u$s60 millones (u$s1.200 mensuales) brindan una ayuda extra a la oferta de dólares. No obstante, esto será así hasta las elecciones, por lo que es una oferta que no existirá en el próximo año.

Además, en los últimos meses ha vuelto a crecer el carry trade, que como ya bien nos enseñó el año pasado, son dólares que entran pero que, si aumenta la percepción de riesgo, se van transformándose en demanda de dólares.

Finalmente, están los dólares provenientes del agro que desde luego representan buenas noticias, pero también debemos entender que responden a cuestiones estacionales y su aporte irá mermando en los próximos meses.

Desafío

En definitiva, todavía persiste el desafío de generar una mayor cantidad de divisas genuinas para abastecer la siempre hambrienta demanda por dólares. Este equilibrio no es sostenible en el tiempo.

Todo esto, en un contexto de incertidumbre electoral donde dependiendo del resultado de las PASO, se podría generar una mayor demanda de dólares. Por suerte, el BCRA cuenta con suficiente artillería para contenerla si utiliza bien sus recursos.

De esta manera, el mercado cambiario enfrenta un doble desafío: lo urgente y lo importante. Lo urgente consiste en evitar un episodio devaluatorio como se vivió el año pasado. Y en eso consiste el anuncio realizado este martes por parte del presidente del BCRA de contar con u$s16.000 millones.

Sin embargo, cada dólar cuenta y hubiera sido prudente que en las semanas que el dólar estaba calmo (e incluso bajando), el Tesoro solo subastara los u$s60 millones diarios en caso de necesitar los pesos y no como mecanismo automático autoimpuesto.

Son dólares que después pueden llegar a ser útiles en un futuro si la demanda por dólares crece. Venderlos cuando el tipo de cambio estaba planchado es como disparar balas en la trinchera sin enemigos a la vista.

Dólares genuinos

Por último, en cuanto a lo importante, será indispensable afrontar el desafío de generar una mayor cantidad de dólares genuinos, ya sea por un crecimiento en las exportaciones o en la Inversión Extranjera Directa.

Pero para que esto ocurra se debe encarar las tan esperadas reformas estructurales que el país debe afrontar si realmente quiere pensar en crecer sostenidamente en el futuro.