Macarena Cabruja muestra su mejor onda pero al principio le cuesta arrancar y expresar lo que siente. El sábado pasado, esta rosarina de 25 años que se crió en Echesortu, es guardavidas y profesora de educación física, le salvó la vida a un nene de 10 años metiéndose a un mar embravecido en una playa de Palma de Mallorca, España. "No soy una heroína, eso fue algo del corazón", le dice desde España al recordar el momento en el que no dudó en dejar de jugar al vóley con un amigo para zambullirse al mar.
Maki, una libriana nacida el 1º de octubre y que estudió en el Instituto Zona Oeste, en Santa Fe y Sucre, afirma una y mil veces que le da "cosa" hablar de lo que pasó el sábado a la tarde. "Yo me tiré y me entregué a esa persona que no sabía ni quién era", comenta.
La chica se va soltando, pide disculpas por parecer parca y se empeña en transmitir un mensaje esperanzador y buena onda. Ese que habla de mirar al otro, de ser más humanos.