Hace un poco más de un año, cuando estaban demoliendo un búnker de drogas en Rosario, el desgarrador pedido de unas madres provocó el surgimiento de una iniciativa en la cabeza de la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, que en estos días domina la escena de debate público argentino. Aquel reclamo de esas mujeres, que solicitaban alguna herramienta para rescatar a sus hijos del flagelo de las drogas, derivó en la creación del Servicio Cívico Voluntario en Valores, una serie de talleres dirigidos a jóvenes de 16 a 20 años, impartidos por Gendarmería Nacional, cuyo objetivo principal es "brindar capacitación en valores democráticos y republicanos".
La escena, según aseguró el coordinador nacional del Servicio Cívico Voluntario, el rosarino Daniel Barberis, se vivió en la zona de Fonavis de Grandoli y Gutiérrez, en la zona sur de la ciudad.
"Ministra, por favor, tiene que hacer algo. A nuestros hijos se los está llevando el paco", le dijo aquella tarde una mujer a la funcionaria nacional. "Tenemos que darle atención y algo para que puedan salir; si no, se vuelven soldaditos", exclamó muy angustiada otra madre.