Había una vez una película que tenía una sola trama, pero era vista desde dos lugares; una es la visión clásica del cine donde la historia se desarrolla ascendentemente y la otra es la de un perro, Enzo, a lo largo de su vida. Técnicamente es una película perfecta, y vale aclarar que la producción de la 20th Century Fox no va a dejar ningún detalle (ni gasto) de lado.

“The Art of Racing in the Rain” cómo es su nombre original, cuenta quizás dos historias; la historia de un corredor de carreras de autos (Denny) que adopta un perro, o la de un perro a lo largo de su vida, muy claro no queda. Aunque resulta que ambos nacieron para ser sus mejores amigos, lo que le da cierta ternura extra porque lo narra el mismo Enzo a través de su voz en off como si escucháramos su pensamiento.

Hasta ahí todo bien, el problema surge en que la interacción del perro con su humano es mínima, casi son dos historias distintas dentro de una película. Claro que se terminan de unir al final con una escena muy tierna donde vemos por última vez a los dos protagonistas juntos; no obstante, la historia principal pasa por los protagonistas humanos y un drama familiar lleno de fuertes altibajos que seguramente, a las personas más sensibles las va a conmover hasta las lágrimas varias veces.

Los guionistas estamos acostumbrados a anticiparnos a las tramas del cine a medida que la vamos viendo, pero para los que no lo son, les dejo un par de tips que son buenos para que tengan en cuenta al momento de ver Mi amigo Enzo:

Una es la relación de Enzo con la cebra que al principio sería solo de “odio” pero que después cambia el futuro del protagonista. Y la otra son las dos últimas escenas, lo que piensa Enzo en su despedida con lo que descubre Denny en la última escena. ¿Qué pensás que pasa?

La calificación 3 de 5 aprueba la película e invita a verla en el cine.