Si bien todos la conocen como Josefa, se llama Alberta, vive en Esperanza y hoy eligió almorzar en familia y luego ir a votar.
A pesar que sus pies estén cansados y que por comodidad y amparo de ley podría haberse quedado en su casa, eligió ir a votar y expresar su deseo para esta elección presidencial.
Está muy lúcida y entró por sus propios medios al cuarto oscuro. Emitió su opinión como todo ciudadano, pero con 96 años fue un ejemplo para toda la sociedad, inclusive para las autoridades de mesa que reconocieron su gesto.
Seguramente para ella no fue solamente poner una boleta dentro de un sobre, fue mucho más que eso. Fue por un compromiso de futuro, fue por sueños y fue por su gente. ¡Felicitaciones Josefa!!