Cada vez más jóvenes se suman al auge del “turismo rojo” en China, como se conoce a los paseos a sitios históricos de herencia revolucionaria comunista, convertidos en gran negocio. La agencia de noticias china Xinhua estima que para finales de las vacaciones del verano 2019 se habrán realizado más de 100 millones de este tipo de viajes y que la mayor parte de los viajeros estará representada por los nacidos entre 1985 y 1989. Además, un sondeo de la agencia de viajes Ctrip predice que los tours “rojos” para las personas nacidas después del 2000 crecerán significativamente año tras año.

Para alentar a los gobiernos locales a desarrollar ofertas turísticas de esas características y diversificadas, como viajes a lo largo de la ruta de la Marcha Larga, museos revolucionarios y conmemorativos, se iniciaron varias políticas, explica la agencia Ansa. Según datos del ministerio de Cultura y Turismo, el número de sitios turísticos clásicos rojos en China alcanzó los 300 a fines de 2018. En total, en 2018 se realizaron 660 millones de viajes turísticos rojos, lo que equivale al 11,92 por ciento de los viajes turísticos nacionales, indica Xinhua.

Para estas nuevas generaciones de chinos, el turismo sobre la revolución es una forma más amigable de acercarse a temas que desde niños estudiaron en las escuelas. El gobierno chino da impulso a la nueva tendencia, con la voluntad de que cumpla “un papel único en la promoción de valores socialistas claves”, dicen autoridades del área de cultura. Las empresas del sector este viendo el fenómeno con buenos ojos y está representando una buena cantidad de ingresos así como una tendencia de diversificación en el mercado local.

Unos de los tour más buscados es el de Sangzhi, un distrito que es la cuna del famoso general revolucionario He Long, y otro el de Zunyi, en la provincia de Guizhou, donde se celebró una conferencia clave del Ejército Rojo que llevó al ascenso de Mao Tse Tung como líder. También hay muchos estudiantes que viajan en grupos organizados por sus escuelas, e incluso empleados de grandes empresas, explica Ansa.

En los últimos años, el turismo rojo ganó gran popularidad en China. En la ciudad de Jinggangshan, en la provincia de Jiangxi, este de China, el centro de las primeras actividades revolucionarias del PCCh, los turistas vestidos con uniformes del Ejército Rojo visitan lugares donde alguna vez vivieron y trabajaron figuras revolucionarias.

En los primeros 10 meses de 2018, Jinggangshan recibió a más de 10 millones de turistas, generando ingresos por turismo de más de 10 mil millones de yuanes (1,49 mil millones de dólares USA), casi un 10 por ciento interanual, según cifras del gobierno local. En las grandes ciudades como Pekín y Shanghai hay muchos sitios históricos, pero los destinos favoritos están en el interior de China, donde tomó forma un movimiento que, en sus orígenes, fue eminentemente campesino. Las “casas cueva” donde se refugiaban Mao y otros líderes comunistas en Yan’an, considerada la cuna de la revolución; la emblemática ciudad de Jiaxing, donde se celebró el primer congreso del Partido Comunista, o la montaña de Jinggang, donde se estableció la primera base revolucionaria rural en 1927, son otros lugares emblemáticos para el turismo rojo.