El domingo al amanecer un auto con dos ocupantes se estacionó frente al portón de ingreso de la cárcel de Piñero donde centenares de personas esperaban turno para visitar a internos. Uno de los que iba en el auto se bajó del lado del acompañante, apuntó a la hilera de las visitas y efectuó varios disparos, que hirieron levemente a dos personas. La investigación del caso avanzó sobre los móviles ocultos de una agresión que no buscó matar sino ser una advertencia. Así, se estableció es que el ataque tiene que ver con la venta de números que se asignan para el orden de la fila de visitantes, un negocio manejado por un grupo consistente de personas que tienen relación con detenidos en esa unidad penitenciaria y que rinde un promedio de 40 mil pesos por fin de semana.
La investigación llevada a cabo en una fiscalía de Rosario detectó en escuchas telefónicas existentes con anterioridad al ataque del domingo que una pequeña organización tiene el control de los números de ingreso a la cárcel de Piñero. En esas llamadas captadas queda claro que quienes manejan el negocio tienen cobradores que recaudan entre 300 y 800 pesos por cada visitante. Lo que venden es un orden de acceso para que las personas que entran a visitar a sus allegados detenidos no deban esperar excesivamente para entrar y de paso para que se garanticen otros beneficios u objetos para su visita. La información de la fiscalía indica que hay mil visitantes por fin de semana que, con valores cambiantes para ingresar, redondean una recaudación de unos 40 mil pesos por las jornadas de visita para los dueños del emprendimiento.