La aceptación en Psicología ya se extendió a Política. En el Consejo Superior hay un plan para sumar a la Universidad en su conjunto.

La incorporación del lenguaje inclusivo en diversos ámbitos sigue generando debates. Tras el paso dado por la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La primera en permitirlo oficialmente en sus aulas después de que lo hiciera Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se sumó el lunes la aprobación de un proyecto de las mismas características en Ciencia Política. Y pese que aún no está oficializado, hoy en Humanidades y Artes, una estudiante de Antropología defenderá su tesis de grado escrita en lenguaje no binario (ver aparte). Y hay más, en su próxima sesión, el Consejo Superior pondrá en debate la propuesta ya presentada por los estudiantes a través de la Federación Universitaria de Rosario (FUR) para extender la modificación gramatical a las 12 unidades académicas y los tres colegios preuniversitarios.

Aunque Psicología y ahora Ciencia Política ya hicieron punta permitiendo el uso del lenguaje inclusivo —a través de la utilización de la letra e o la x— en trabajos prácticos, parciales y finales, sean orales o escritos, de grado y de posgrado, así como también para docentes y comunicaciones institucionales internas, la actual apuesta es involucrar a todas las unidades académicas y a los tres colegios preuniversitarios.

Así lo señaló la presidenta de la FUR e integrante de la agrupación Santiago Pampillón, Paula Machado, e indicó que la propuesta fue oficialmente presentada hace 15 días al Consejo Superior de la Universidad, y hay expectativas de que sea debatida en la próxima sesión.

Regulación

"Esto daría la posibilidad de utilizar el lenguaje inclusivo y que se fomente su uso desde la Universidad para los estudiantes y los docentes tanto en las producciones de grado como de posgrado, en trabajos prácticos, parciales, evaluaciones orales y escritas para todos quienes quieran hacerlo sin quedar sujetos a los criterios de los docentes o de una cátedra, además de que se vaya incorporando a las comunicaciones institucionales de facultades y colegios", detalló Machado.

La dirigente estudiantil descartó de plano que sea "de uso obligatorio", sino que señaló que se trata de "evitar lo que sucede muchas veces; sin existir una regulación, hay docentes que se han negado a corregir trabajos o producciones de talleres que los alumnos han realizado utilizando el lenguaje inclusivo".

Y más aún, hizo hincapié en la situación "de los alumnos de las escuelas secundarias —Instituto Politécnico, Superior de Comercio y Agrotécnica de Casilda— donde los estudiantes más jóvenes lo utilizan en su cotidianidad, toman nota y apuntes de ese modo, y tienen pocas herramientas para defender el uso de ese lenguaje ante la resistencia de los docentes que es mayor en esos espacios".

Más de dos siglos

Desde la nueva Area de Género y Sexualidades de la UNR, Florencia Rovetto, recalcó que "se viene trabajando en la generación de una mesa de diálogo, de consenso y acuerdo, para lograr entre todos los actores implicados y la comunidad académica producir los instrumentos que permitan garantizar el uso voluntario del lenguaje inclusivo".

La especialista aseguró que se trata de "garantizar el uso voluntario" y que las propuestas "nada tienen que ver con normatizar, sino habilitarlo en trabajos prácticos, exámenes y tesinas, así como en comunicaciones internas y formales de las diferentes unidades y de la Universidad, pero no hacer de eso una norma, porque es lo que criticamos".

Para dar cuenta del camino que requieren estas transformaciones, Rovetto recordó que el próximo lunes "se cumplen 230 años de la Declaración Universal por los Derechos del Hombre y el Ciudadano, que claramente no nos incluían ni contemplaban, un universo claramente masculino que dejaba afuera a la mitad de la población e incluso a muchos hombres".

"En estos más de dos siglos —continuó Rovetto—, se produjeron muchos documentos oficiales, de Estados nacionales e instituciones paraestatales, que siguieron manteniendo los términos universales y, si bien en algunos nos empezaron a incluir, las mujeres tuvimos que desarrollar muchas estrategias para ser incluidas en esas nominaciones y en las instituciones donde trabajamos o estudiamos, como es el caso de las universidades donde los estatutos siguen estando en el universal masculino. Así que hay mucho para decir y hacer; y el lenguaje inclusivo no hace más que interpelar a ese universal que no es ni tan universal ni natural, sino una construcción social".