Gustavo Sofovich, productor de televisión e hijo de uno de los conductores más famosos de la historia argentina, Gerardo, habló en el programa Hora 25 (Todo Noticias) con Jorge Lanata sobre la dura historia que atravesó con respecto a su consumo de drogas durante 30 años de su vida. Adicción que aseguró “todo el mundo sabía” menos su papá.

“Tomé 30 años, debo haber parado máximo 3, 4 meses, que era lo máximo que lograba parar. A mis 22 años cuando hice mi primer tratamiento logré estar un año, fue cuando conocí a la madre de mi hija, mi primera mujer”, empezó relatando al ser consultado sobre el asunto.

Hoy en día reconoce que es un proceso difícil, que trae muchas complicaciones y sobre el que está bueno hablar y trabajar para no seguir. “Manejar, no maneja nadie la droga”, advirtió el productor de Polémica en el Bar.

“Hubo un momento en el que la droga se me transformó en una pesadilla. Cuando me empecé a drogar por primera vez en Mar del Plata no sabía dónde me estaba metiendo. Después de eso me drogué treinta días seguidos, no tenía idea de dónde estaba entrando. Hoy me doy cuenta el grado de adicción que tengo”, rememoró Gustavo, quien, además, señaló que “compraba grandes cantidades porque no me gustaba ver a los transas”.

“Yo ahora tengo bien claro de que no tengo término medio: arranco y me lastimo”, aseguró Gustavo Sofovich.

El organizador de La Peluquería de Don Mateo está abierto a hablar estos temas porque, asegura, cree que puede ayudar a alguien haciéndolo: “Hay gente que me pregunta por qué cuento el tiempo que llevo limpio. Porque me costó un huevo llegar a donde estoy. Me decidí a contarlo porque creo que puedo ayudar a mucha gente”.

“Todo el mundo sabe que el hijo de Sofovich era un adicto, mi cara no se conocía porque trataba de no salir en fotos, era un animal nocturno, trataba de que mi cara no se conociera. Hoy es público y creo que es un ejemplo. Con que una persona vea el programa de hoy y tome la decisión de salir de la droga ya ganamos”, relató.

Hacia el final del relato, Gustavo reveló algunas escenas íntimas sobre cómo vivía luego de la muerte de su padre. “Tratando de estar en silencio generaba tanto ruido que me molestaba, entonces prendía la televisión y me molestaba también. Me molestaba la vida. La vida se había transformado en una pesadilla”.

Además, agregó: “Me acuerdo que no había espejos en casa porque yo decía que los espejos nunca mienten y los había roto todos para no verme. Yo no quería verme, mi realidad me lastimaba. Me acuerdo que me bañaba 7 veces por día, porque se me estaba saliendo la piel de todo al ácido de la droga que había consumido”.

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