El pequeño internado desde hace 15 días evoluciona bien y esperan que pronto le puedan dar el alta. El proyectil no le dejó secuelas.

"Benjamín es un milagro" volvió a decir ayer su papá, Javier Biñale, en la puerta del hospital Víctor J. Vilela. Es donde el chiquito de 8 años, que recibió una bala perdida en su cabeza, se recupera favorablemente, y sin ninguna secuela.

"Pasamos por momentos tremendos", reconoció Javier al revivir los 15 días de internación luego de aquella tarde del 17 de agosto en que el pequeño había ido a jugar al fútbol al club Pablo VI, y mientras calentaba para entrar a la cancha, fue impactado por una bala perdida en la cabeza.

El chico cayó al piso, y todos pensaron que se había golpeado con un vidrio en la cabeza por cómo sangraba. Un tío, que había ido a ver el partido, lo llevó a toda velocidad y con desesperación al hospital de niños Vilela, donde desde entonces el chico está internado.

Intervenciones

Ya le hicieron dos intervenciones, pero no pudieron sacar la bala, que seguirá estando alojada en su cuerpo, aunque no le causa ningún perjuicio.

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"Cuando fue la segunda intervención, nos arrodillamos con mi esposa (Soledad) ante Dios y pedimos el milagro. Estamos seguros de que nos escuchó", confesó ayer emocionado, rememorando ese momento tan difícil.

Cada hora fue un suplicio para estos padres que, al igual que muchos rosarinos, esperaban el parte médico para conocer la evolución del niño.

"Por ahora no nos podemos ir porque Benja tiene unas líneas de fiebre", comentó Javier ayer a la tarde, decepcionado ante la novedad que le habían dado los médicos. "Ahora Benjamín está chinchudo y llora porque se quiere ir a casa", contó.

Alta

Ayer a la mañana, los médicos le habían dicho que seguramente le darían el alta para que se fuera a su casa, y la ilusión llenó de alegría a todos, pero ayer, al cierre de esta edición, esa salida parecía poco probable.

"Cuando estemos en casa, tendremos que tener algunos cuidados como que no se golpee la cabeza o que no cabecee, pero está tan bien que ni los médicos lo pueden creer", confirmó Javier, un metalúrgico de 41 años que hace 22 que trabaja en la misma empresa.

"Me ofrecieron hotel, auto, plata, pero no quiero nada, no lo necesito", expresó el papá que antes que nada quiere ver bien a su hijo.

"El lunes tenemos que venir a un control y en cuatro o cinco meses lo volverían a intervenir porque le tienen que colocar un pedacito de hueso que le sacaron del cráneo", explicó.

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A su vez, contó que Benjamín de a poco va tomando conciencia de lo que le pasó y que ellos también le van contando. "Por ahora sabe pocas cosas. Aún no le dijimos que tiene una bala, sino una piedra", explicó Javier, quien sabe que su hijo deberá hacer un tratamiento psicológico con un profesional para elaborar lo que sufrió.

"Muy agradecidos"

"Nosotros estamos muy agradecidos con los médicos, con todo el personal del Vilela y con tanta gente que nos está acompañando en estos momentos. No se puede creer", dijo el hombre que por la exposición mediática que tomó el caso, donde va le preguntan: "¿Sos el papá de Benja?", y no le quieren cobrar lo que compra. En una oportunidad, cuando salió del hospital lo detuvo un hombre que vendía pororó en su carrito y le entregó un paquete para Benjamín. "El apoyo de la familia y de tanta gente es increíble", confesó.

Parte médico

"Benjamín juega, se está alimentando bien. Ahora se inicia otra etapa, en la que él tiene que elaborar todo lo que le pasó. Nosotros, desde la institución, tratamos de proteger a los niños y de no vulnerar sus derechos", dijo la directora del Vilela, Viviana Esquivel, ante los periodistas en una rueda de prensa que se improvisó ayer en la puerta del hospital.

Todos esperan que pronto le puedan dar el alta al pequeño Benja.