Es uno de los grandes fracasos móviles de 2019, pero aquellos que quieran ser dueños de él deberán pagar más de 110.000 pesos argentinos, al cambio actual. Con sus 1.980 dólares impresos en la etiqueta y 2.4 millones de wones surcoreanos, el Galaxy Fold por fin debutará oficialmente en el mercado.

Fuentes cercanas a Samsung comentaron a New York Times que el celular plegable llegará este mismo viernes a tiendas de Corea del Sur, cuna del fabricante. Otros países deberán esperar.

Este smartphone fue prometido durante muchos años, y finalmente apareció en la previa del MWC 2019 como una de las grandes promesas del sector. Es uno de los pioneros en la categoría de los móviles plegables y se postuló como un posible salvador para una industria en declive. En vez de eso, Samsung debió aplazar el lanzamiento por fallas en el producto.

En esta nota de TN Tecno te contamos los detalles de su fallido debut, y qué cambios hizo la marca para que el teléfono sea digno de semejante precio y promesa.

Brillos y oscuridad

Después de presentarlo en el Congreso Mundial de Móviles que se celebró en febrero de este año en Barcelona, Samsung repartió unidades del Galaxy Fold entre especialistas, blogueros, periodistas y otros insiders del sector. Eso es habitual, máxime cuando se trata de equipos que son muy esperados en el segmento.

Lo que no es frecuente es lo que ocurrió más tarde. Pronto el fabricante recibió críticas por fallas en el equipo, especialmente en su pantalla. Las devoluciones fueron pésimas, feroces. En Twitter aparecieron imágenes de Fold con la pantalla rota.

Algunas de las personas que lo probaron quitaron una película protectora del display, que no debía ser retirada aunque Samsung no lo había explicado con claridad. Lo que en primera instancia parecieron reportes aislados, a los pocos días comenzó a oírse con más fuerza. Tanto, que la compañía asiática debió cancelar el lanzamiento del Galaxy Fold, inicialmente previsto para el 26 de abril.

Más de cuatros meses transcurrieron desde entonces. En ese tiempo Samsung corrigió las falencias de su celular, que enfrentará desafíos múltiples y complejos. Por un lado, barrer el estigma de su fallido debut. Pero además tendrá demostrar que los teléfonos plegables son útiles, eficientes y que realmente vale la pena pagar semejante cantidad de dinero por esta innovación.

¿Qué cambió?

El Samsung Galaxy Fold tiene una pantalla de 7.3 pulgadas cuando está desplegado; al plegarse “baja” a las 4.3 pulgadas y ofrece una experiencia acorde a la de un celular. Esa capacidad es cortesía de un sistema de bisagras que, de hecho, fue uno de los elementos problemáticos durante el primer despliegue del producto.

Entre el aplazamiento del lanzamiento y el previsto debut del smartphone, el fabricante corrigió las falencias. Al menos eso prometió. Para comenzar, agregaron refuerzos para que el teléfono sea más resistente sin resignar flexibilidad. Además revisaron las tapas de protección en la zona de las bisagras: ahora el espacio entre ellas y el teléfono es menor a fin de evitar el paso de elementos.

Otro componente que causó problemas, tal como señalamos más arriba, es la capa protectora de la pantalla, que muchos testers quitaron cuando en verdad había que conservarla. Por eso Samsung extendió esa película más allá del marco; según comentaron, de esa forma queda en claro que no hay que extraerla.

Por último, desde la compañía surcoreana dijeron que durante este tiempo también realizaron mejoras en el software, con el objetivo de optimizarlo para la experiencia plegable.

Siguiendo a NYT, esta demora de cuatro meses impactará inevitablemente en las finanzas de Samsung, especialmente en la planilla de la temporada veraniega en el hemisferio norte. En paralelo, el considerable tropiezo de Galaxy Fold es una mancha en el historial del fabricante casi tan deshonrosa como aquella vez en la que unidades de Galaxy Note 7 se sobrecalentaron y en ocasiones explotaron.

Eso sí: Note 7 ya había sido lanzado oficialmente al mercado. Con el debut oficial de Fold, Samsung tiene la oportunidad de limpiar el nombre de su prometedor dispositivo en donde "se ven los pingos". Queda por delante la prueba más difícil: conformar a los usuarios que, más allá del primer traspié, paguen 1.980 dólares por tener en el bolsillo a uno de los abanderados de la nueva movida plegable en la escena móvil.