Un hijo de "Pipi" Andrada, titular del gremio de recolectores, y un compañero recientemente condenado quedaron en preventiva por 90 días.

Un hijo de Marcelo "Pipi" Andrada, titular del Sindicato de Recolección y Barrido de Rosario, quedó en prisión preventiva por 90 días junto a un afiliado al gremio con quien fue detenido por portar un arma 9 milímetros. "Yo llevé a mi compañero de trabajo hasta la casa. El estaba entrando y le secuestran un arma de fuego. No sabía que él tenía esa arma", declaró Guido Joel Andrada. Sin embargo, para el juez Florentino Malaponte es "difícil imaginar" que el joven recolector de 21 años ignorara la existencia de una pistola en la campera de su compañero cuando "trabajan juntos, se ven todos los días" y en mayo fue condenado por dispararle a un hombre al que debieron amputarle una pierna.

Así se cerró la audiencia en la que Guido Andrada y Sandro Maidana fueron imputados como coautores de la portación ilegal de un arma de guerra; delito con una pena mínima de tres años y medio de prisión que, en el caso de Maidana, está agravado por un antecedente: el 22 de mayo pasado fue condenado a dos años y medio de ejecución condicional por balear y golpear a un automovilista.

Bajo ese encuadre el fiscal de Flagrancia Iván Enríquez pidió para ambos 90 días de prisión preventiva mientras se realiza la pericia informática a los celulares de ambos para precisar si la portación estaba ligada a algún hecho ilícito. Por su parte los defensores Germán Mahieu (por Maidana) y Jorge García Cupé y Mariana Eiman (Andrada) cuestionaron el procedimiento policial y exhibieron un video en el que marcaron contradicciones con el acta.

"Lamentablemente están juzgando a mi hijo por mi actividad sindical", dijo Pipi Andrada tras presenciar la audiencia con familiares. La medida cautelar hasta el 6 de diciembre puede ser revisada antes a pedido de las defensas. El juez le pidió al fiscal que determine por qué Maidana contaba con un permiso de legítimo usuario y tenencia de la pistola (no así para portarla) cuando recientemente recibió una condena por un delito con arma. También dispuso que el preso fuera revisado de inmediato por un médico forense dado que refirió haber sufrido apremios policiales.

Versiones

Según refirió en su planteo Enríquez, el hecho ocurrió el viernes pasado a las 18.15 cuando Andrada circulaba al volante de un Honda Civic en Campbell y Juan B. Justo. Citando el acta policial, el fiscal dijo que policías del Comando que iban en un patrullero notaron una "actitud sospechosa" en los ocupantes del auto, quienes incurrieron en una "evasiva de la unidad móvil" cuando ellos se acercaron con sirenas y balizas encendidas.

Al identificarlos secuestraron una pistola marca Tanfoglio 9 milímetros del bolsillo derecho del camperón de Maidana, que iba como acompañante. Los policías manifestaron que el arma iba cargada con 15 cartuchos en el cargador y uno en la recámara. "Es una pistola plateada, voluminosa y ninguno tiene permiso para portar armas en la vía pública", dijo el fiscal. Citó el testimonio de un policía, quien declaró que los detenidos iban con los vidrios bajos y les resultó sospechoso que comenzaron a "mirarse entre ellos" al advertir la presencia del móvil.

"Yo llevé a mi compañero hasta la casa. No sabía que él tenía esa arma. Ni siquiera sé qué es eso. No sé por qué estoy detenido. Necesito estar en libertad para estar con mi familia", se defendió Andrada, empleado desde hace tres años en la empresa de recolección Sitram SRL y padre de dos hijos de 5 y 3 años.

La declaración de Maidana fue más extensa. Contó que ese día salió con el arma descargada envuelta en una "toallita azul". Fue al sindicato y desde allí una empleada lo acercó hasta el camping sindical de San Martín y el arroyo Saladillo donde debía "hacer diligencias con Guido. Como tenía el auto en el corralón le pedí si me llevaba a mi casa", relató.

En el camino dejaron a otro compañero. Luego enfilaron hacia su domicilio de Juan B. Justo al 3100 y se despidieron en la puerta. "Saludo, bajo, y cuando estoy llegando a abrir la puerta siento que me gritan «quedate ahí, caco. Quedate ahí o te mato». Cuando me doy vuelta me agarra del cogote, me pega un rodillazo al costado y me toca la campera. «Es mi arma», le digo. Me pone las esposas, la capucha, me saca el arma, me tira en el comando y me pega una trompada. A las cinco cuadras, en Génova y Provincias Unidas, frenan y le revisan el auto a Guido", contó Maidana, y afirmó que le siguieron pegando en el móvil camino a la comisaría.

Objeciones

Su defensor criticó el operativo. Dijo que los policías no recabaron testigos alegando un "comportamiento hostil de los vecinos" cuando un video particular que exhibió ante el juez mostraría lo contrario; además de remarcar que los patrulleros no anunciaron su presencia. "Han mentido. Dicen que llegaron con sirenas encendidas cuando cinco o seis vecinos lo niegan", dijo Mahieu. Señaló que los efectivos no pudieron advertir nada sospechoso dentro del auto porque tiene vidrios polarizados y sostuvo que Maidana había sacado el arma para llevarla a limpiar y que al ser detenido en la puerta de su casa el peligro había cesado.

García Cupé, en tanto, indicó que Andrada no tenía cómo saber que Maidana llevaba un arma. "Los policías dijeron que el arma no se advertía a simple vista. Andrada tendría que tener una vista de ciencia ficción", ironizó, y agregó: "Lo tienen preso por ser hijo de un sindicalista".

Ambas defensas pidieron la libertad o medidas alternativas. Pero el fiscal pidió tiempo con los acusados presos para investigar "qué hacían un viernes a la tarde en un auto con una pistola con municiones". Enríquez deslizó que el hecho podría tener relación con el incidente previo por el cual fue condenado Maidana, ocurrido en 2017 cuando junto a otras dos personas se cruzaron frente al Fiat Spazio conducido por Marcelo F. y tras una discusión le dispararon a las piernas. "Tal vez tenga relación con el hecho que derivó en una amputación. En esa causa Maidana se presentó espontáneamente y dijo «fui yo» cuando los dos Andrada estaban sospechados", dijo el fiscal, aunque las investigaciones contra el dirigente de los recolectores y su hijo no progresaron.

Arbitraria y discriminatoria

"En sus Facebook se pueden ver fotos con la familia Moyano", abundó el fiscal en alusión al dirigente de Camioneros. Esto provocó la reacción de la defensa de Andrada, que tildó la acusación de "arbitraria y discriminatoria".

Tras un intervalo, Malaponte consideró que es "obligación del fiscal chequear la probabilidad de que el arma sea usada para cometer un delito". El juez avaló la coautoría de la portación, para lo que "tiene que haber un cierto designio común y dominio del hecho". Remarcó que además de trabajar juntos, por ser hijo del secretario general Andrada tendría "una relación laboral de cierta superioridad" sobre Maidana. "No hay mala interpretación del fiscal en la calificación" del hecho, dijo el juez, para quien Andrada "no pudo desconocer la condena reciente".