Mariano Valdés, extitular de la delegación Santa Fe de la fuerza, fue procesado por incumplimiento de deberes de funcionario público, encubrimiento y sustracción de prueba del tiroteo en el que fue víctima.

En una audiencia que llevó más de dos horas en la sede judicial de Villa Constitución, la jueza Marisol Usandizaga dictó la prisión preventiva por 90 días para el ex jefe de la Delgación Santa Fe de la Policía Federal, Mariano Ezequiel Valdés y para el subcomisario Higinio Roberto Bellaggio, subjefe de esa repartición.

Lo hizo después de que el fiscal Matías Edery, de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, los imputara por una serie de delitos entre los que se cuentan el incumplimiento de los deberes de funcionario público y el encubrimiento de la balacera de la cual fue víctima Valdés la noche del 9 de septiembre en la autopista Rosario-Buenos Aires, a la altura de Villa Constitución, y cuando viajaba hacia su destino en la capital provincial.

Junto al fiscal Edery actuaron en la investigación la fiscal de Villa Constitución Eugenia Lascialandare; su secretario, Franco Carbone; y la coordinadora de dicha Fiscalía, Natalia Benvenutto.

Mentiras y sustracción

En el caso de Valdés la imputación fue la de incumplimiento de deberes de funcionario público, encubrimiento agravado, sustracción de material probatorio, falsedad ideológica y falso testimonio.

Las evidencias del Ministerio Público de la Acusación contra el acusado apuntan a un falso testimonio por afirmar, en al menos tres declaraciones y en su carácter de víctima, lo ocurrido el 9 de septiembre a las 20.50 en el kilómetro 253 de la autopista Rosario-Buenos Aires cuando conducía un Ford Focus de la repartición sin identificación y en compañía de la oficial ayudante de la misma fuerza, Rosana González.

En esas circunstancias, dijo, resultó herido en el brazo derecho y en la ingle tras mantener un intercambio de disparos con "desconocidos" que los abordaron en lo que definió como "un robo al voleo". Los atacantes, según las declaraciones del ex comisario, iban en una pickup "negra o gris". Una pericia posterior determinó que la herida en la ingle se produjo con el arma particular del mismo Valdés, pero sobre eso el comisario optó no hablar.

En el caso de Bellaggio, la calificación legal fue la de sustracción de elementos probatorios, incumplimiento de deberes de funcionario público y encubrimiento. Se lo acusó por no haber tomado las prevenciones lógicas de preservar los elementos en la escena de los hechos o bien protegerlos bajo custodia judicial una vez que llegó al Hospital de Arroyo Seco donde estaba internado su superior, quien lo llamó para que viaje a asistirlo antes de informar sobre lo sucedido a las máximas autoridades de la fuerza federal o a la policía provincial de la zona.

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En esas circunstancias, y cuando la única presente en el lugar era la suboficial Rosana González, Bellagio se hizo del bolso de Valdés y en el cual, según manifestó en la audiencia había "sólo ropa" del ex comisario atacado. No obstante también desapareció con ese bolso la ropa ensangrentada de Valdés y quizás otras pertenencias que podrían tener vinculación con el oscuro episodio.

A cara de perros

La audiencia presidida por la jueza Marisol Usandizaga se inició pasadas las 11.30 en la sede del Poder Judicial villense. Mariano Valdés e Higinio Bellaggio llegaron esposados alrededor de las 10 tras cinco días presos en la sede de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) de Rosario. Los esperaba sentado en el banquillo el penalista y ex oficial superior de la policía provincial José Luis Giacometti, que asistió a los dos imputados como defensor.

Entre ambos policías se percibía cierta tensión y Bellaggio, luego de que los fiscales les leyeran las imputaciones, anunció que iba a declarar. En realidad ya lo había pregonado al llegar al tribunal y gritar frente a la prensa que cubrió el trámite judicial.

Su intención, dijo Bellagio, era que "las cosas se aclaren". Así comenzó una larga argumentación en la que explicó que estaba en "Santa Fe cuando me llamó (la suboficial Rosana) González. Estaba desesperada y me decía «se muere, el jefe se muere». Me comuniqué con mi superior, Eduardo Miguel Francescutti, quien estaba muy preocupado por la oficial González". Y enumeró los nombres de cada jefe con los que se comunicó a Capital Federal, Córdoba, Rosario, San Nicolás y distintos oficiales de la Delegación Santa Fe.

En su relato, Bellaggio se ubicó en el hospital de Arroyo Seco donde estaba internado Valdés y dijo: "No sé si me entregaron el bolso a mí o a otro de los agentes. Sí que el bolso en cuestión se depositó en la parte de atrás de un auto oficial y así llegó a la oficina del comisario Valdés en Santa Fe". El mismo bolso fue secuestrado allí días después por agentes de la Policía de Investigaciones santafesina.

El oficial, que dijo no haber presenciado nunca un enfrentamiento en sus 25 años de trayectoria ya que siempre se desempeño a cargo de investigaciones y en la administración, señaló que es "la primera vez que paso por la situación de auxiliar a un camarada herido".

Y remarcó que eso lo alteró. Mientras relataba los hechos, en dos o tres momentos, Bellaggio llorisqueó. Se recostó sobre sus brazos en el escritorio y estuvo a punto de llorar. “Soy un hombre digno y decente, me prometí no quebrarme y trató de no hacerlo. Lo que digo es verdad. Tengo un hijo, una madre anciana. Soy sostén de mi hogar y soy un hombre de bien que no está preparado para ir preso”, le dijo a la jueza Usandizaga.

Presionada

Durante la imputación leída por Edery en el principio de la audiencia también se detalló puntualmente la participación de la oficial González en el hecho y las presiones sufridas por la joven de 27 años y ocho meses en la fuerza federal para que no declarara y se mantuviera en silencio.

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La mujer sostuvo ante la Justicia, en una declaración en la que contradijo lo dicho en primera instancia al referirse a un ataque al voleo, que cuando se detuvieron en la autopista Valdés bajó del auto en el que viajaban y tres hombres mantuvieron una discusión con su jefe. Tras ello hubo un enfrentamiento.

En la imputación el fiscal Matías Edery sólo relató las partes sustanciales de una acusación en las que destacó y dio por ciertas las declaraciones de la oficial González sobre la discusión entre tres personas y Valdés y el enfrentamiento posterior.

También expuso un video en el que se ve a Valdés y González ingresar en el auto a una estación de servicios de Ramallo, unos 50 kilómetros al sur de donde se produjo el tiroteo. Allí estuvieron un minuto veinte segundos, según las cámaras del comercio que registraron cómo Valdés se alejó hacia un sector destinado al estacionamiento de camiones y cómo, al retirarse el Ford Focus de los agentes, fue seguido por una camioneta “gris, similar a la que Valdés define como la que usaban los atacantes”, dijo Edery.

En ese momento Valdés pidió declarar. “Fue un robo al voleo, como ya declaré. Lo que dice González es mentira. Una vez que fui herido y me enfrenté, yo estaba en shock, aterrado ante la posibilidad de morir. Nunca me bajé a hablar con nadie. Lo que dice González son sus dichos, yo digo la verdad. Nunca bajé del auto ni me puse de acuerdo con nadie”. Y agregó: “He tenido una conducta intachable, no le tengo miedo a la verdad, sí a las mentiras”.

Entonces Bellaggio pidió nuevamente la palabra y su defensor le preguntó quién le había entregado el bolso que portaba Valdés y qué tenía. El oficial contó: “Había un par de zapatos, un perfume, unas camisas”, y volvió a insistir en que se abocó a cuidar a la oficial González y que no había “sustraído nada”.

Preguntas sin respuestas

El fiscal Edery enfatizó finalmente que las preguntas a responder en lo que hace a la investigación siguen siendo las que permitirán esclarecer el caso: “¿Qué pasó en la estación de servicios de Ramallo? ¿Qué pasó con los disparos y cómo se produjeron cuando el auto de Valdés se detuvo en Villa Constitución? ¿Qué había en el bolso del ex comisario?”.

Durante la audiencia Edery insistió en que “ las presiones que recibió la oficial González fueron intensas. La visitaron en su casa oficiales federales de alto rango, le aconsejaron que no declarara y presentaron un certificado psiquiátrico que la hacía no apta para declarar ante la Justicia provincial. Desde un primer momento estuvieron muy preocupados por sus movimientos”. Y agregó que no deja de llamar la atención que “cuando se detuvo a Valdés estaba en su despacho de Santa Fe. Las diferencias en el trato con él y ella han sido notables”, precisó.

A su hora, la jueza Usandizaga destacó en relación a Valdés “que llama la atención que nadie llamó al 911, que se dieron llamadas simultáneas desde los celulares de Valdés y González y que un avezado jefe policial no podría desesperarse ante un enfrentamiento.

Además, por las presiones que sufrió González puede haber riesgo procesal”. Y en el caso de Bellaggio, la jueza argumentó que “cualquiera sabe que la escena del hecho debe preservarse y él es un hombre con experiencia. Además, el bolso es un elemento constitutivo en la causa”. Y sabiendo que el margen de pena es amplio les dictó la prisión preventiva hasta el 19 de diciembre, por 90 días.

La audiencia de ayer es probable que sea la primera de una serie de nuevos trámites judiciales ya que, según dijo Edery, “no descartamos otras detenciones ni proseguir con la investigación. Hay un cono de sombras en varias instancias y nosotros queremos echar luz sobre lo sucedido”.