La electricidad estática es un fenómeno causado por el desequilibrio entre las cargas positivas y negativas que tienen todos los objetos que hay en el mundo. Algunos materiales son más propensos a las cargas positivas: la piel y el pelo humano, la piel de animales, el cuero, el vidrio, el nylon y la lana. Otros, a cargas negativas: acrílico, acetato, rayón, poliéster, globos de goma y azufre. Materiales como el algodón, el papel o la madera no toman mucha carga ni negativa ni positiva.

¿Qué tiene que ver esto con tus chispazos? A la predisposición de tu cuerpo según la ropa que usés, el entorno en el que estés y la forma en la que te movés. ¿Notaste que también pasa cuando sacás ropa del lavarropas? Eso se debe a que las condiciones son ideales: la humedad impide que se acumule, pero en el lavarropas hay mucha fricción y aire caliente.

"No representan un peligro para la salud de la mayoría de la gente pero el tamaño de la carga en términos de voltaje quizás te sorprenda", afirma el experto Rhys Phillips a la BBC. "Se han reportado casos de gente que llega a acumular hasta 15.000 vatios", cuenta.

En la Argentina, este fenómeno se está dando con frecuencia por el estado del tiempo que estamos teniendo en toda la región. El aire contiene menos vapor de agua y la electricidad no encuentra salida para liberar la carga. Al quedar acumulada en nuestros cuerpos, no se descarga hasta que entramos en contacto con una superficie conductora (como un picaporte, por ejemplo) y ahí sí, se produce la descarga.

El consejo: si querés evitar estos chispazos, vestite con ropa de algodón y evitá arrastrar los pies por la alfombra. No uses calzado de goma, que es aislante y evita que descarguemos en el suelo. Cada cierto tiempo, tocá una superficie metálica.