Un grupo de hombres y mujeres, de distintas edades y de diferentes profesiones, decidió vestirse de payaso para entregarle un día al amor, a la solidaridad, a la risa como efecto alentador y descontracturante. Fue en sitios donde la realidad muchas veces no permite establecer ese tipo de vínculos.
Ayer, más de 25 personas se pusieron pelucas divertidas, narices rojas y trajes coloridos. Visitaron las zonas de internación de pediatría del Hospital de Niños y del Hospital Provincial. El resultado fue un domingo aleccionador, de miradas tiernas y carcajadas reconstructivas, que seguramente ninguno olvidará.
Quienes se animaron a protagonizar esta valiosa experiencia conforman un grupo voluntario denominado Latido Expansivo. Cuyos integrantes no están relacionados a estas acciones. Se lanzaron detrás de esta propuesta para expresar un mensaje de compromiso colectivo que pretendió sacudir las estructuras de un domingo cualquiera.