Diego Torres no es solo un cantante sensible y popular sino también un luchador comprometido por las causas sociales. Lo hace silenciosamente, sin estridencias, pero siempre que puede dar una mano a los que lo necesitan lo hace, cuidando de que sus gestos no aparezcan en los titulares de los diarios ni en los comentarios de los programas del corazón.
El músico que dio anoche un emotivo concierto en el City Center Rosario se sumó a la cruzada que desde hace 20 años, cuando su hija Antonella falleció en un siniestro vial, llevan adelante los padres de la pequeña, Silvia y Alejandro, a favor de la donación de órganos. Lo hizo durante el show y les dedicó su clásico de clásicos, “Color esperanza”.