Nuestro cerebro necesita de las interacciones sociales, del amor y el afecto, y estos tres ingredientes son una parte esencial y fundamental para un desarrollo físico y emocional óptimo.

¿Te preguntaste alguna vez por qué nos sentimos tan bien cuando recibimos un abrazo o cuando nos dicen que nos quieren? La respuesta científica es que en esos momentos se libera una hormona que se llama oxitocina. Se produce en una estructura cerebral llamada hipotálamo y actúa como un neurotransmisor. Es la hormona que juega el papel principal en el desarrollo del cerebro embrionario, el proceso de parto y lactancia pero también en las interacciones sociales y en la capacidad de establecer vínculos con otros.

Esta hormona mágica esta presente en todas las personas y estimula los centros de placer y recompensa, razón por la que nos sentimos tan bien cuando nuestro cerebro la produce. Pero además, nos aumenta los sentimientos de confianza, la capacidad de producir empatía y potencia el desarrollo cerebral.

Es por esta sencilla razón que te invito a conectarte más con los otros, a abrazar más, a besar más, a decir "te quiero" con más frecuencia a los seres queridos. Y, sobre todo, a no dejar pasar un solo día sin decirle a un hijo cuánto lo amamos con un gran abrazo.

Porque de esta manera, sea el emisor o el receptor de las muestras de afecto, el cerebro lo agradecerá.