El siglo tres se desperezaba en Roma cuando, con ansias de reclutar soldados, el emperador Claudius Aurelius Marcus Gothicus, Claudio II, prohibió el matrimonio entre los jóvenes, porque los solteros sin familia y con menos compromisos se podían unir a las batallas sin tantas dudas. Un sacerdote decidió, en secreto, violar las normas y casó a cientos de parejas en secreto. El religioso, quien sería más tarde inmortalizado como San Valentín, fue descubierto, juzgado, martirizado y, finalmente, ejecutado el 14 de febrero del año 270. Su muerte se ha convertido en símbolo de encuentro y es en honor a él que se celebra el día de los enamorados.

París, Venecia, Maldivas... playa, monumentos históricos, restaurantes cinco tenedores... los sitios para agasajar a las parejas enamoradas se han vuelto trillados y repletos de visitantes. Sin embargo, hay nuevos destinos que emergen para convertirse en nuevos clásicos. Menos centrales, más recónditos y, ciertamente, tan o más románticos que los tradicionales.

El encanto sureño

Visit Sabannah

Aunque parece que los clásicos se encuentran en las grandes ciudades de Estados Unidos, hay sorpresas cuando uno se adentra en el continente. Georgia esconde en Savannah. Calles empedradas, musgo de la humedad marina, bucólica y relajada la ciudad es un paisaje de que dibuja el romanticismo en su landscape. Aunque localidad tiene reservada una vida activa de kayak en Hilton Head, también invita a lanzarse en una canoa de dos para bordear el desierto, recorriendo arroyos costeros repletos de bosques selváticos con cipreses, tortugas y garzas.

Es imposible irse de la localidad sin un paseo en carruaje tirado por caballos por las pintorescas calles adoquinadas que remontan a la Belle Epoque. La mayoría de las posadas, hoteles y albergues han tomado mansiones sureñas en mansiones que datan del 1800.

Flor de loto

Kumarakom - Alleppey Kerala Houseboat

India tiene sabor y aroma a enamoramiento

Kumarakom es un secreto para conducirse por sus calmos remansos de agua que recorren cursos calmos, casi deslizándose entre lotos que emerge a la superficie y vegetación que se abre frente a los paisajes más seductores del sur del país. Esta experiencia se puede extender por toda la noche, eligiendo canoas que se transforman en pequeñas casas flotantes. Las versiones más tradicionales cuentan con acogedoras habitaciones, sala de estar, baño privado y cocina. El Santuario de Aves despierta la sorpresa de los visitantes. Uno de los más exclusivos hoteles del mundo espera en la ciudad, es el Taj Kumarakom Resort & Spa, una urbe que, además, está fluidamente conectada con las más importantes ciudades de la India.

Mi árbol de cerezo

CCNichia Gakuin

Japón desborda de romanticismo milenario. Islotes, templos, ceremonias ancestrales, la pausa como modelo, la gastronomía exótica y cierto respeto por el aquí y el ahora que en el momento de celebrar el amor, se agradece. Aunque Tokio tiene recovecos ineludibles para festejar a las parejas,

Sin dudas la floración de los cerezos es uno de los paisajes más tentadores. Si hay que elegir, el foso Chidorigafuchi permite una navegación calma entre las primeras floraciones que en general estallan cuando amenaza con arribar el otoño, pero que encuentran algunas incipientes expresiones para que los botes de los enamorados lo recorran en cualquier momento del día. Por la noche, las pequeñas flores parecen iluminarse como faroles cuando las luz de la luna funciona como reflector. La experiencia realmente deja sin aire.

Carruaje con abanico

Sevilla - Palacio Villapanes

Castañuelas sonando con ritmo acompasado, mientras vuelan “olés” por el aire. Un garbo de lunares y geranios en flor se pasea por una de las ciudades más hermosas de España. Sevilla tiene todo lo clásico de Andalucía, pero también un nivel de romanticismo inigualable si se recorre Plaza de España con su diadema de caminos que confluyen hacia el centro donde el lago permite lanzarse a una recorrida en bote. Sin embargo, el paseo más tentador, es la de subirse a un carruaje clásico, dominado por un cantaor que como un vernáculo gondolero entona las sevillanas al ritmo de los cascos del caballo. Los carros pueden salir del parque y recorrer toda la ciudad. El camino puede combinarse previamente con el conductor.

Algo similar se puede experimentar el el Parque María Luisa, con su gama de flores que en las puertas de la primavera suelen comenzar su explosión de colores. Para terminar, ubicado en la Calle Santiago, espera el Palacio Villapanés que fue construido como el primer tercio del siglo XVIII para el almirante Manuel López Pintado, Allí, en el restaurante Los Rincones del Marqués espera un patio abierto, aunque interior, con la suficiente privacidad como para sentirse cenando en el fondo de casa.

Festejo salvaje

(Shutterstock)

La jungla al alcance de la mano puede sonar un viaje a otro tiempo, otro mundo y otro romanticismo. Masai Mara, cerca de Nairobi, desde donde se puede volar sin escalas, es un paraíso para conocer lo más profundo de Africa. Leones, elefantes, leopardos, rinocerontes y búfalos a la vista simple de una ojeada. La propuesta local es sumergirse con respeto por el entorno, Por ello se encuentra allí con la propuesta de glamping más lujosa del mundo, provista por Mara Serena Safari Lodge y el campamento de Intrepids de Mara.

El safari puede tener varias modalidades y una exclusiva es la del globo aerostático. El momento ideal es la puesta de sol. Un instante de película.

Con aire cosmopolita

Visit San Francisco

La vida urbana es una tentación romántica para muchas parejas. San Francisco, en Estados Unidos, es una opción perfecta cuando se quiere huir de las opciones citadinas más trilladas. El perfil de la locación tiene la escenografía perfecta. Los clásicos reconocibles como el puente Golden Gate y la isla de Alcatraz. Pero si hay que elegir una celebración, es convertirse en director de cine y deambular en auto por las colinas para disfrutar de las impresionantes vistas. Tal como si fuera una escena famosa, se puede detener el auto y vivir la ciudad desde la altura. Una mirada conmovedora e íntima.

Para seguir con la prosa cinematográfica, se puede elegir una alternativa más cercana de lo que parece. El Hotel Vertigo ocupa uno de los edificios elegidos por Alfred Hitchcock para filmar escenas de su película Vértigo. Hoy presenta una arquitectura audaz y posmoderna repleta de naranja y blanco.

Celebrando en el Pacífico

La calle principal es la avenida Philippi, que corre a lo largo de la orilla del lago. Hay cierta quietud gloriosa que no deja de convocar la mirada. Frutillar fue fundada a orillas del lago Llanquihue en 1856 por inmigrantes alemanes. Frutillar creció mirando al volcán de Osorno y siendo ruta entre Puerto Octay y Puerto Varas, entre otras comunidades, siempre con la vista fija sobre el lago.

Inspiración, relajación y romanticismo, todas condiciones bien acompañadas por la repostería típica y licores nacionales o una carta de vinos chilenos para no perderse ni un sabor de lo local. El hotel Elun espera con su terraza al lago, velas y bohemia. El Teatro del Lago es único en el mundo, metiéndose en el lago cuenta con una sala cuyo fondo es esa vista. No existe experiencia más romántica que escuchar un concierto con las bucólicas naves recorriendo en Llanquihue como telón de fondo

Mirando la aurora

Tromso - Flavia Tomaello

Tromso, en el norte de Noruega, es un punto de partida ideal para encontrarse con las mágicas luces celestiales y para conocer la cultura sami. Pero también es un bellísimo pueblo donde el tiempo se convierte en un elemento para disfrutar a pleno. A juzgar por la nieve que lo cubre todo, de las temperaturas persistentemente ubicadas por debajo de los 0 grados y de la cantidad de abrigo que todos los que pasean llevan encima, no hay mejor plan que apretarse unos a otros y disfrutar de uno de los más majestuosos fenómenos del mundo.

La idea tiene mucho de aventura. Se parte a las seis de la tarde, ya que el fenómeno inicia a las ocho de la noche y culmina con la madrugada. Se trata de una cacería. Los expertos conocen estrategias para maximizar las probabilidades de visualización, pero verla no es seguro. Los enamorados se encontrarán adentrándose en el medio de los montes noruegos, en la mitad de la noche, atravesando localidades totalmente cubiertas de nieves, coníferas blancas que parecen salidas de un cuadro, carteles viales con el contenido completamente cubierto de hielo. Las luces, cuando aparece, borran todas las otras sensaciones. La contemplación es un imán irrefrenable que se celebra con sopa de pescado y bebidas calientes allí mismo, al pie de la felicidad.

Ver las olas romper

Apenas a 45 kilómetros de Halifax aparece el más idílico de los faros de una ruta integrada por más de 500 que pueblan Canadá. Peggy’s Cove, un destino de apenas 35 habitantes (porque no aceptan nuevos) recibe con un pueblito pintoresco que antecede a la costa. En el camino: Nova Scotia Lobsters Rolls, vende porciones de langosta en caja, Beales Bailiwich es un sitio que parece neoyorkino: se puede tomar algo, comer y comprar. Las gaviotas de madera pintadas a mano estilo veleta son imperdibles. RH Crocks parece un olvidado galpón de pesadores, pero es en verdad una tienda de antigüedades de la disciplina. Sou’Wester, con vista al faro, instalado hace 50 años, con espíritu de restaurante rutero dedica la mitad de su espacio a los souvenirs. El faro domina el pueblo. El camino por las rocas que lo circundan lo vale todo. Llevarse algo para comer o tomar , sentarse en las rocas con vista al faro y a las olas que rompen sobre él, mientras se pone el sol es una fantasía posible. Un pequeñísimo reducto de mar con la escenografía ideal para la buena literatura.

Tocar las estrellas

Atacama - Flavia Tomaello

La escenografía utiliza la naturaleza para armar un stage único y conmovedor. Los planetas, las estrellas, la luna y el diapasón de los satélites en su andar continuo y cadencioso pintan un fondo con trazo seguro pero artesanal. Los actores se reúnen en torno de un fuego y a su alrededor tejen la charla. Como en un monólogo que rota, los comensales interrumpen los relatos para saborear y escuchar las riquezas del desierto de Atacama.

Awasi es un emprendimiento de lujo respetuoso. Es el epicentro para ver los astros como en ningún otro sitio. De hecho, allí se encuentra uno de los centros de la Nasa para el estudio de los planetas. Es que aquí, gracias a la atmósfera particular, se vislumbran en detalle. Una cena opípara con los sabores del desierto y una excursión al medio de la noche a oscuras, sólo alumbrados por la luna y entibiados con el chocolate caliente, para ver de cerca a Júpiter o Venus en el silencio absoluto de la nada puneña, es una experiencia romántica inolvidable, donde las estrellas parecen declarar su amor en primera personal.