Los avances tecnológicos relacionados con la medicina están creciendo a pasos agigantados. Las aplicaciones móviles están en pleno desarrollo y buscan mejorar la vida de los pacientes, y el trabajo de los profesionales.

Este es el caso de Sigmind, un proyecto desarrollado por un grupo de argentinos que utiliza inteligencia artificial para ayudar al psiquiatra a mejorar la precisión del diagnóstico. Lo logra analizando al paciente dentro y fuera de la consulta a partir de algoritmos basados en conceptos de neurociencia. Con esto miden aspectos objetivos y cuantitativos en el discurso de los pacientes, con el fin de ayudar a los psiquiatras en el diagnóstico de enfermedades mentales.

“Los algoritmos descomponen el discurso, que es el núcleo de los diagnósticos psiquiátricos. Lo descomponen en distintas métricas objetivas, en números que le sirven al psiquiatra como una evidencia para sustentar su diagnóstico”, explica a Con Bienestar Raúl Echegoyen, director ejecutivo del proyecto.

Lo que ofrecen desde Sigmind es la posibilidad de que el paciente se grabe a sí mismo por fuera del espacio de consulta. Con esa información, el psiquiatra puede observar cómo está evolucionando y actuar en caso que esté teniendo algún episodio que requiera atención específica.

“Eso lo va a saber el psiquiatra en función de las métricas que nosotros podemos calcular a partir del discurso, y en ese sentido, de alguna manera, queremos ayudarlo a hacer óptimo uso de su tiempo para que pueda explotar mejor su subjetividad y así llamar un paciente cuando lo necesita, y no a otro que está bien y no hace falta llamarlo”, indica el ingeniero en materiales Raúl Echegoyen.

El trabajo se realiza en colaboración muy cercana con psiquiatras de Argentina y de otros países para desarrollar un producto que realmente sea de ayuda para el profesional. De hecho, dentro del equipo cuentan con la asistencia constante del doctor Lucas Drucaroff, psiquiatra, profesor titular de “Biología y Neurofisiología del Comportamiento” (UCES).

Este proyecto es una cristalización de más de diez años de investigación, que comenzó con el neurocientífico Mariano Sigman, ahora también director ejecutivo de estrategia (CSO), y Facundo Carillo, que hizo su tesis doctoral en computación y es jefe de tecnología (CTO) del proyecto Sigmind. A este equipo se sumó, hace aproximadamente dos años y medio, el ingeniero en materiales Raúl Echegoyen; todos, a la vez, son co-fundadores.

“La idea era darle el formato, convertirlo en una empresa para poder, de alguna manera, hacer llegar toda esta investigación que ellos venían haciendo hace un montón de tiempo a un producto que efectivamente sirva y se pueda usar. Es decir, a una tecnología aplicada”, indica Echegoyen.

Previo al trabajo exhaustivo focalizado en Sigmind, estos algoritmos habían despertado el interés de algunas compañías farmacéuticas. Sucede que estas métricas pueden servir para predecir si una determinada droga va a hacer efecto o no en un paciente.

“Lo que más nos emociona y nos apasiona de este proyecto, es que tiene el potencial de llegar a muchísima gente. La tecnología le ha dado muchísimas herramientas a la medicina y llegó el momento que, de alguna manera, eso pase en la psiquiatría”.

“Para las drogas psiquiátricas, lo que se llaman los neuropsicofármacos es complicado todo el proceso de aprobación porque, justamente, no existen o no hay otros marcadores que ayuden a seleccionar mejor los pacientes para los ensayos clínicos. Entonces, esa información es bastante útil. Facundo había hecho un análisis trabajando con gente de una universidad de Inglaterra, en donde había demostrado que los algoritmos servían con ese fin”, explica el CEO de Sigmind.

En cuando al punto de desarrollo, poseen un prototipo “bastante robusto” que están por lanzar en un centro psiquiátrico en Argentina y en otras instituciones psiquiátricas en España, para hacer pruebas de funcionalidad y uso del producto, con el objetivo de mejorarlo y poder utilizarlo a escala comercial.

Además, están conversando con entes regulatorios y con los demás actores del universo salud para integrar esto de la mejor manera posible. “Es muy importante para nosotros destacar que estamos convencidos que una de las cosas más valiosas que hay en el diagnostico psiquiátrico es la subjetividad del psiquiatra, y eso es fundamental que siga estando, entonces, esta herramienta es un soporte para el profesional, una ayuda para tener una base objetiva sobre la cual poder llegar a sustentar alguna decisión diagnóstica. Siempre, el que hace el juicio, el que evalúa, es el psiquiatra”, concluye Echegoyen.