La mayoría demócrata impuso las normas para las audiencias e interrogatorios públicos. El resultado de la ofensiva es más que incierto dada la mayoría republicana en el Senado. 

La Cámara de Representantes de los Estados Unidos, controlada por la oposición demócrata, dio este jueves un importante paso en su esfuerzo para someter al presidente, Donald Trump, a juicio político con miras a su destitución. Esto al aprobar aprobaron normas que permitirán la realización de audiencias e interrrogatorios públicos de testigos.

Resolución

El cuerpo, donde los demócratas tienen 224 de los 435 escaños, votó a favor de una resolución que da un marco formal a las investigaciones. Y autoriza la organización de audiencias públicas, tras cinco semanas de interrogatorios a puerta cerrada.

La votación siguió en gran medida las líneas partidarias, con 232 votos a favor contra 196 en contra, para formalizar el proceso de juicio político. Que también brinda oportunidades para que la defensa de Trump interrogue a los testigos.

Tras conocer la decisión, el presidente denunció en un tuit “la mayor cacería de brujas en la historia de Estados Unidos”.

“Ahora es el momento de que los republicanos se unan y defiendan al líder de su partido. Sería una cosa si hubiera algún indicio de un delito subyacente. Pero eso no existe ni en las transcripciones ni en los testimonios de testigos secretos que los demócratas han filtrado selectivamente”, dijo.

“Permitir un juicio prolongado en el Senado simplemente validaría y perpetuaría el fraude iniciado en la Cámara Baja. La crisis es de los demócratas y corresponde a los republicanos asegurarse de que esto nunca suceda”, añadió.

Asimismo, la Casa Blanca emitió una declaración más larga, acusando a los demócratas de la oposición de tener una “obsesión desquiciada con esta destitución ilegítima”.

Antes de la votación, la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, llamó a los republicanos a apoyar la moción para que el proceso sea público. “Yo no sé por qué tienen miedo de la verdad. Todos deberían apoyar que el pueblo estadounidense escuche los hechos por sí mismo”, señaló.

Juicio político

El 24 de septiembre, Pelosi anunció la decisión de su partido de tomar la incierta vía del juicio político, tras conocerse información sobre una polémica llamada telefónica entre Trump y su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, en la que el mandatario estadounidense pidió a su interlocutor investigar a su rival demócrata Joe Biden y a su hijo Hunter, por sus negocios en Ucrania. Por esa conversación, hecha pública tras la alarma expresada por un denunciante anónimo, los demócratas acusaron a Trump de haber abusado de su poder con fines personales, pues Biden está bien posicionado para eventualmente convertirse en su rival en los comicios presidenciales de 2020.

Para determinar si Trump utilizó recursos del Estado para presionar a Ucrania (en concreto, haber retaceado 400 millones de dólares en ayuda económica a cambio del “favor” de que se investigara a los Biden), los demócratas ya entrevistaron a una docena de diplomáticos y consejeros de la Casa Blanca a puerta cerrada en la Cámara baja. Según lo que trascendió, embajadores y altos responsables brindaron testimonios potencialmente abrumadores, sobre todo en lo que hace a los esfuerzos desplegados durante meses por el círculo más cercano del presidente, entre ellos su abogado personal Rudy Giuliani, al margen de la diplomacia oficial, para convencer a Kiev de generar información dañina para Biden.

La causa

La resolución aprobada este jueves autoriza a los republicanos a convocar a sus propios testigos en el marco de la fase de la investigación. La defensa de Trump podrá pedir nuevos testimonios o documentos, hacer contrainterrogatorios y presentar objeciones. Pero, si el presidente se niega a cooperar con los requerimientos del Congreso, sus peticiones podrán ser negadas.

La Constitución estadounidense solo aborda a grandes rasgos el tema de la destitución presidencial: a la Cámara de Representantes le corresponde hacer la acusación, al Senado el juicio. Dada la mayoría republicana de la Cámara alta, una destitución parece improbable.