Florencia Kirchner se instaló en Cuba el pasado marzo con el objetivo de llevar a cabo un curso de guion de cine pero desde ese entonces no pudo regresar más al país a raíz de un cuadro de linfedema, que implica una profunda depresión y bajo peso corporal. Informes presentados por las autoridades también señalan un “un trastorno de estrés postraumático”.

La salud de la hija de Cristina Kirchner permaneció todo este tiempo con cierto hermetismo pero recientemente su abogado, Carlos Alberto Beraldi informó que el cuadro de la joven “va evolucionando”.

“Florencia está haciendo un tratamiento en Cuba. Eso va evolucionando y seguirá sus pasos”, declaró Beraldi en la entrevista. En cuanto a la “razón procesal” para que ella vuelva al país, lo hará “si tiene el alta médica”, explicó el abogado de la familia Kirchner en diálogo con El Destape Radio.