Se le pedirá al presidente de EE.UU., siguiendo su promesa, que presione al directorio del organismo para que se avale un plan de pagos, evitando el actual stand by y un facilidades extendidas.

Lo que Alberto Fernández tiene en mente es un acuerdo similar al que en 2003 Néstor Kirchner y las autoridades del FMI negociaron duramente. Esto a poco de acceder el nuevo Gobierno al poder, y que derivó en un plan de pagos, sin imposiciones ni condicionalidades de parte del organismo que en ese momento manejaba el alemán Horst Köhler.

Fernández busca ahora que la historia, en parte, se repita. El albertismo quiere tomarse de la frase que Trump le dejó vía telefónica al nuevo presidente el viernes de la semana pasada. Cuando el jefe de Estado norteamericano le afirmó al argentino que “he instruido al FMI para trabajar con usted. No dude en llamarme”.

Saben los futuros funcionarios que manejarán la negociación sobre la deuda, que Trump no tendría problemas en presionar al organismo para que este acepte términos exógenos a sus estatutos. De hecho, el presidente norteamericano lo hizo con Mauricio Macri en abril de este año, al aceptar el pedido del argentino para que el FMI acepte que se liberen fondos del préstamo del Fondo vigente para contener el dólar, algo que, por otro lado, en su momento Fernández criticó abiertamente.

Para el FMI, la intención de Fernández de negociar un plan de pagos por fuera de stand by vigente, y sin recurrir a la discusión de un facilidades extendidas, no es una novedad. Fue expuesta por el propio presidente electo cuando aún era candidato al director gerente para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, el 27 de junio pasado.