Suena fuerte pensar acciones cotidianas como violencias y catalogarlas en esa categoría, pero es necesario visibilizarlas. ¿En qué consisten? En responder con un grito o una mirada dura a un pedido de un hijo.

Yo llamo Violencia Invisible a toda acción u omisión que involucre a otra persona donde actuamos o actúan con nosotros de manera excesiva o por desidia. Ese otro puede ser un niño o un adulto. Toda persona puede recibirla o ejercerla. El tema es el grado de responsabilidad y reconocimiento de las mismas.

La buena noticia es que tiene un antídoto: el registro y la reparación. La violencia está ligada más a la acción que a la palabra como símbolo. Es como que la palabra se convierte en un acto. "Sos tonto", "mirá lo que hacés", "no servís para nada", "¡Ni una bien te sale!", "Y si sos una mina", "¿Qué parte no entendes?!" . Y los ejemplos pueden ser infinitos.

En el libro El acoso laboral de la maravillosa autora Marie France Hirigoyen que recomiendo junto con El acoso moral, ella plantea, en tiempos de la sociedad del acto, fundamentos muy claros del origen de estos nuevos modos de relacionarnos, donde el estrés, el maltrato, los conflictos y “las agresiones” esporádicas se van también naturalizando en los trabajos y en la vida cotidiana.

De perdurar, estas formas de violencia invisible, se llaman acoso y maltrato. Te doy otros ejemplos de violencias:

  • Malas condiciones laborales
  • Palabras hirientes
  • Comentarios desafortunados
  • Descalificación
  • Discriminación
  • Indiferencia

Esto puede prevenirse y revertirse. Frente a estas vivencias podés hacer mucho para salir de ese “lugar”. Lo primero es poder visibilizarlo. Mi especialidad es la prevención de las violencias invisibles en la crianza y te doy otro ejemplo vinculado a esta etapa de la vida. Cuando la palabra "no"aparece siempre como primera palabra al comenzar una frase direccionada hacia un niño o niña, aunque no parezca, hay un tipo de violencia invisible que se convierte en un hábito.

Por eso lo importante es generar los espacios para hablar de ellas sin miedo, para poder verlas, tocarlas, retenerlas y comprender su origen.El condicionamiento o profecía de lo que va a suceder disfrazado de anticipación también lo es. Como por ejemplo: "¡Mirá que si te subís ahí te vas a caer!", "¡Cuidado, no podés!". El desafío es poder detectarlas reconocerlas y ponerlas a trabajar.

¿Cómo transformar estas #vip violencias invisibles presentes en frases “constructivas y protectoras?

¿Cómo transformar esta suerte de oráculo de la crianza en la posibilidad de conectarse con cada hijo, sus posibilidades y recursos y también sus limitaciones y las propias sin intervenir antes de lo necesario ni exponerlos a situaciones de riesgo?

Se aceptan sugerencias. ¿Arranco yo? Por ejemplo:

“Podés subirte al sillón, pero antes sacate las zapatillas y hacelo con cuidado", o en caso que no quieras que se suba: “Tenés muchas ganas de trepar pero mirá, acá no podés subirte. Te propongo que en un rato vayamos a la plaza y ahí sí vas a poder hacerlo". Las ideas en juego aquí son:

- Validar el deseo y habilitarlo o no, dando una alternativa de lo que sí puede.

- Transmitirle un límite y ofrecer alternativas u opciones para que pueda elegir y ejercer su derecho a jugar y ser niño. Acordate, no es un adulto en miniatura. Elegir y ejercer su derecho a jugar y ser niño.

Sin darnos cuenta el lenguaje que utilizamos con los niños y niñas encierra creencias, mandatos, deseos personales, expectativas, presiones y miedos. No hablo de falta de amor ni de ternura. Hablo de matrices y modelos de enseñanza y aprendizaje. Estos diálogos y estilos de comunicación pueden llegar a convertirse en “Violencias Invisibles” si no se reconocen y se ponen a trabajar. Lo invisible se cristaliza en el tiempo y puede hacer estragos. Por suerte muchos niños y niñas tienen suficientes recursos psíquicos para responder ante ellas.

Otro antídoto contra las #violencias invisibles

Enseñarles a los chicos a crear modos y estrategias para buscar soluciones alternativas a un problema, o conflicto de intereses cuando no se ponen de acuerdo entre niños. Hacer foco en la posible resolución y favorecer con palabras que acompañen, cuando debemos intervenir como adultos para que no se queden instalados en la discusión. ¿Cómo sería ser violentos invisibles ante esta situación? Por ejemplo resolverlas nosotros sin permitir que lo hagan a su manera. Ej: ¡Préstale el juguete o el celular a tu hermana! ¿No ves que es más chiquita?... ¿qué le va a hacer?...¡no seas malo! ¡PUM! etiqueta #vip Violencia Invisible Presente.

Por eso lo importante es generar los espacios para hablar de ellas sin miedo, para poder verlas, tocarlas, retenerlas y comprender su origen. Por que lo que no se recuerda, y se elabora, se repite sin pensar y se reproduce en el tiempo.

Los grupos de crianza, los encuentros entre padres y entre pares permiten jugar con ellas, trabajarlas, registrarlas y así poder modificar alguna para poder vivir una vida mucho más relajada, respetuosa de uno mismo y de los demás y fundamentalmente más feliz.