Él es Rolf Buchholz, tiene 60 años y es conocido popularmente como el "Diablo Alemán”. Se hizo famoso durante su aparición en una convención de tatuajes en Bruselas y se destacó entre la multitud por los extravagantes lugares del cuerpo donde aplicó los piercings. El más polémico entre ellos: su pene.

El hombre trabaja en el área de telecomunicaciones y confesó que el único problema que tuvo en estos años con respecto a sus tatuajes y perforaciones fue tratar de pasar por la seguridad del aeropuerto de Dubai, donde le atribuyeron que practicaba “magia negra” por su aspecto.

“No son un problema en absoluto. Tengo piercings desde hace tanto tiempo que si hubiera habido un problema ya me habría deshecho de ellos “, relató Rolf a medios internacionales.

Parece algo divertido y gracioso pero no lo es. “Los piercings tienen riesgo de complicaciones. Los efectos a la hora de perforarse pueden aparecer de forma inmediata, como lo es una hemorragia, mientras que hay otros a mediano o largo plazo, como inflamaciones, infecciones, reacciones alérgicas, cicatrices queloides o granuloma por cuerpo extraño”, afirma a ConBienestar Eduardo Rodríguez (MN.44648), dermatólogo y profesor titular de Dermatología.

Por otro lado, en relación a la gran cantidad de perforaciones en su pene, el doctor explica que puede llegar a tener complicaciones desde el punto de vista "genital y urinario", y si los piercings se aplican en el "meato urinario en forma de anillo, pueden existir inconvenientes en la uretra de forma ascendente y llegar a la próstata".

Otras complicaciones comunes pueden ser estafilococos o estreptococos u otro tipo de gérmenes o virus, como HPV, verrugas y herpes, según explica el dermatólogo. Y agrega: "En algunos casos de infecciones sistémicas, después de una aplicación, puede aparecer una bacteriemia (descarga pasajera de bacterias en la sangre), se han conocido también casos de endocarditis bacteriana en los sitios de perforación en pacientes con cardiopatías congénitas previas o con algún daño valvular previo”.

En la boca, las complicaciones pueden ser exceso de salivación, rotura total o parcial de un diente, halitosis (mal aliento), problemas de masticación, problemas en el habla y hemorragias. "En el pabellón auricular se pueden dar este tipo de infecciones y cicatrices hipertróficas o queloides, que son difíciles de tratar. Quien tiene antecedentes de queloides no debe hacerse perforaciones con piercing porque puede desencadenar otras a futuro.”, advierte el doctor.

“En el hombre, el piercing en el pene puede romper un preservativo, mientras que la mujer con piercings en la aréola mamaria, debe retirarlo en caso de embarazo hasta tres meses antes del parto porque dificulta la lactancia”, añade Eduardo Rodríguez.

Es importante el material con el que está hecho el piercing, en el caso del acero quirúrgico, que suele tener aleación con níquel en relación directa con la piel es la causa de dermatitis de contacto alérgica más frecuente que existe. Otros materiales para tener en cuenta son el oro, el titanio o el teflón.

“Se desaconseja la colocación de piercing en personas con psoriasis (cuando las células de la piel se acumulan y forman escamas) o esclerodermia (endurecimiento de la piel) y con acné, como en adolescentes, ya que esta afección es tratada con (la medicación) isotretinoína, lo que, en presencia de un piercing, dificultará la cicatrización en la piel”, indica Rodríguez.

Se requiere una serie de cuidados de parte de la persona que recibe la aplicación como también de aquel del que lo aplica. El especialista concluyó: “la higiene es fundamental porque las posibilidades de infecciones locales son importantes, cuando no se tiene en cuenta esa asepsia en el momento de la colocación”.