Entregarán medallas a los deudos. Debut de Guillermo Montenegro, alcalde electo de Mar del Playa y exintegrante de la Bicameral que investigó el hundimiento.

Hoy se cumple el segundo aniversario del naufragio del submarino ARA San Juan. El jefe de la Armada, almirante de Infantería de Marina, José Villán organizó una ceremonia. Es para entregar medallas de reconocimiento a los familiares deudos de los tripulantes del submarino.

El acto tendrá lugar a las 15:30 en la Base Naval Mar del Plata asiento de la Fuerza de Submarinos. Estarán presentes la secretaria de Estrategia y Asuntos Militares, Paola Di Chiaro, el secretario de Ciencia Técnica y Producción, Luis Riva y el subsecretario de Planeamiento Estratégico, contralmirante (RE) Máximo Pérez Barreto. A nadie extrañó que Oscar Aguad se excluyera de la conmemoración, cuestiones de agenda siempre a la mano. El cambio de gobierno anticipa una revisión en las responsabilidades políticas sobre la pérdida de los 44 y su nave.

Investigaciones

Durante las investigaciones del naufragio llevadas a cabo en el Congreso por la Bicameral Especial, la línea K representada por los diputados Guillermo Carmona y Nilda Garré buscaron pegar al ministro de Defensa y a Mauricio Macri por ser el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Sí se espera la presencia del intendente electo de la Ciudad Feliz, Guillermo Montenegro (PRO). Este se desempeñó como vicepresidente de la Comisión Bicameral Especial que investigó el hundimiento del San Juan. Los familiares directos (cónyuges o padres) de los submarinistas recibirán de manos del jefe naval Villán la medalla “Al Honor Militar”. En la ceremonia también se leerá una carta enviada por el Papa Francisco.

A tono con la proximidad de la triste efeméride, el juzgado federal de Caleta Olivia a cargo de Marta Yañez avanzó en la investigación con la indagatoria a altos jefes navales. Se trata del contralmirante Luis López Mazzeo, ex comandante de Adiestramiento y Alistamiento -pidió un aplazamiento y comparecerá el 25 de noviembre- y el capitán de navío Claudio Villamide que declaró el 7 de noviembre pasado. A los indagados se les acusa de “incumplimiento en los deberes de funcionario público”. La declaración indagatoria del capitán Villamide se extendió por más de 6 horas. El tribunal orientó las preguntas con eje en las condiciones de seguridad náutica y de mantenimiento así como los antecedentes de reparaciones anteriores del buque.

Uno podría abstraer que la cuestión de fondo que subyace en la pesquisa del juzgado es ¿por qué no se impidió la navegación si el buque no estaba en condiciones? El supuesto que anima al tribunal surge de varias cajas de antecedentes, informes de auditoría de la Armada, pedidos de reparación, archivos de la reparación de media vida. Y en particular del último informe que elaboró y firmó el propio comandante del submarino capitán de fragata Pedro Fernández, en setiembre de 2017. Allí listaba todas las fallas que tenía el San Juan en ése momento.

La extensa lista no incluyó fallas de gravedad en el sistema de baterías o en el snorkel. Antes de la zarpada de Ushuaia aquel 13 de noviembre de 2017 hacia su destino final en el Atlántico sur, desde el comandante Fernández hasta el último tripulante cumplieron con el protocolo de revisión de seguridad náutica sin registrarse novedades ni impedimentos.

Pruebas

La magistrada enfrenta un imposible: ¿cómo probar que hubo responsabilidad directa de los indagados en el naufragio sin contar con “el cuerpo del delito”; el submarino; para poder peritarlo? El sumergible perdió contacto el 15 de noviembre de 2017 a 0836 (último intento de comunicación desde el submarino vía internet, registrado por la satelital Iridium). Nada se supo hasta que se conocieron datos hidroacústicos compatibles con una detonación subácua. Que fueron detectados a las 10.55 del 15 de noviembre por sensores de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. En vísperas del aniversario del siniestro en 2018, los restos del buque fueran hallados por el barco Seabed Constructor, de la empresa estadounidense Ocean Infinity a casi 1.000 metros de profundidad.

La acumulación de hidrógeno, -gas altamente explosivo-, por el gaseo de las baterías en corto tras la entrada de agua de mar, se señala como la causante de una explosión interna que dejó diezmada a la tripulación, sin posibilidad de recuperar el control de la nave que perdió plano hasta alcanzar la profundidad de colapso (implosión). Es una síntesis de la hipótesis más sólida que sostuvo la Comisión de Expertos submarinistas, integrada por los contralmirantes retirados Alejandro Kenny, Gustavo Trama y el capitán de navío retirado Jorge Bergallo, todos ex tripulantes del San Juan, designada por el ministerio de Defensa para establecer hechos precios y las causas que podrían haber ocasionado el naufragio.

En cuanto a cómo entró agua de mar hasta un compartimiento, el de baterías, que está por diseño impedida de hacerlo, las miradas apuntan a una mala operación o maniobra de una válvula clave, E 19. El capitán Villamide en su declaración aportó antecedentes de dos incendios similares ocurridos en 1998 en el ARA San Juan y en su gemelo el ARA Santa Cruz en la base de Mar del Plata, por ingreso de agua al balcón de baterías de proa a raíz de una errónea manipulación de válvulas del sistema sanitario (agua para baños) hacia los ductos de ventilación de las baterías.