Se busca que el director generente para el Hemisferio Occidental encabece el caso desde el Fondo. Pero hay dudas por su continuidad.

“Todo bien con Trump”, confirmó una alta fuente del próximo gobierno. Parece que el encuentro de opiniones por el caso boliviano no cambió la estrategia para el tratamiento de la deuda externa.  Tampoco en el apoyo que Donald Trump prometió ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Incluso, desde el FMI, se les transmitió a los futuros funcionarios del Gobierno de Alberto Fernández que los embajadores de Trump en el organismo ya anunciaron que están dispuestos a apoyar las negociaciones que abra el país. Una vez que asuma la próxima gestión.

Desde el país del norte manifestaron que el apoyo de Fernández a Evo Morales “son cuestiones de soberanía con las que aprenderemos a convivir”. Insistiendo además en que “no influyen en el apoyo de Trump al país ante el FMI”.

Preocupaciones

Las mismas fuentes afirmaron que las preocupaciones en Buenos Aires parten por otro tema. La situación del mexicano Alejandro Werner como director gerente para el Hemisferio Occidental del FMI y las dudas sobre su permanencia en el cargo. Y, en consecuencia, como principal conductor del acuerdo con la Argentina y las futuras negociaciones entre el país y el organismo.

Según la información que circula dentro de los grupos de asesores de Alberto Fernández que trabajan en la relación con el FMI, la situación del mexicano-argentino como número tres del Fondo es hoy algo endeble. La causa de esta situación es, precisamente, la ya segura caída del megaacuerdo que el organismo mantiene con el país. Lo que derivará inevitablemente en el mayor fracaso en la historia de los créditos otorgados por el FMI en toda su historia, tanto por el monto otorgado (56.000 millones), lo que representa el 47% del total de los préstamos colocados, manifestó Ámbito Financiero.

El FMI le entregó ya al país unos u$s44.000 millones, y aún quedan pendientes tres últimas transferencias. Incluyendo el suspendido giro por u$s5.400 millones que aún quedan pendientes; dinero que, por otra parte, los asesores de Alberto Fernández dudan en reclamar.

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La principal defensora del acuerdo entre el FMI y la Argentina era Cristine Lagarde, quien ya no está en el organismo y dejó su puesto a la búlgara Kristalina Giorgieva, la que aún no emitió opinión (al menos pública y oficialmente) sobre el futuro de la relación con el país. Ante la ausencia de Lagarde y la indefinición de Griogieva, el responsable máximo del crédito y su caída es Werner, ya que el número dos del Fondo, el norteamericano David Lipton, siempre fue crítico de las flexibilidades que se le iban aprobando al país.

Alberto Fernández y sus futuros responsables en la negociación de la deuda creen que si Werner continúa en su cargo, será más fácil negociar un acuerdo como el que tiene en mente el próximo Gobierno. Un plan de pagos al estilo Néstor Kirchner en 2003, dejando de lado tanto el stand by vigente como la alternativa de un facilidades extendidas clásico.

Lo que reclama el FMI es que las discusiones se encaren bajo un “enfoque integral” y no por separado, ya que “todo se conecta con la capacidad de pago del país”, la que, según la visión desde Washington, “es alarmante”.