La Municipalidad de Santo Tomé recuerda que se encuentra vigente la Ordenanza Nº 3.255/18, sancionada por el Honorable Concejo Municipal, que declara a la ciudad como “Territorio Libre de Pirotecnia”.

La normativa prohíbe, en todo el ejido municipal, la tenencia, fabricación, manipulación, circulación, transporte, comercialización, depósito y expendio al público mayorista o minorista y uso particular, de todo elemento de pirotecnia o cohetería.

Vale aclarar que se considera artificio pirotécnico o de cohetería al destinado a producir combustión o explosión, efectos visibles mecánicos o audibles, estando incluidos todos aquellos que se enciendan o accionen mediante el uso de mecha, combustión o fricción.

Por su parte, se exceptúa de la referida prohibición a particulares e instituciones públicas o privadas, que utilicen los elementos en el marco de la organización y realización de espectáculos de fuegos artificiales visuales y del tipo “silenciosos”. A tal efecto, deberán contar con la autorización previa del Departamento Ejecutivo Municipal y/o quien este designe como autoridad de aplicación competente.

Asimismo se exime de la normativa a las Fuerzas Armadas y de Seguridad y a sus integrantes en el ejercicio de sus funciones específicas.

Fundamentos de la ordenanza

Estudios médicos indican que la explosión de la llamada pirotecnia de alto estruendo (bombas, rompeportones, petardos, truenos, morteros con bombas) puede llegar a 140 decibeles, constituyendo un ruido de alta densidad que despliega toda su energía en 35 milésimas de segundo, lo que impide al oído desarrollar su mecanismo de protección.

Entre los fundamentos de la ordenanza se destaca la gran cantidad de accidentes que se registra cada año en nuestro país por el mal uso de la pirotecnia, incluyendo casos que derivan en lesiones graves y hasta consecuencias fatales.

El alto estruendo también afecta, y de manera especial, a las personas que padecen autismo, ya que les genera un alto nivel de cortisol en sangre, produciendo estrés y ansiedad, lo que los lleva a tener crisis de llanto y gritos, pudiendo llegar a autolesionarse o adoptar conductas agresivas.

Entre los más afectados cabe mencionar también a los perros y gatos que, por su desarrollada capacidad auditiva, pueden reconocer grandes densidades de ondas por segundo. Los signos que con más frecuencia se pueden observar en las mascotas son el congelamiento, los temblores y la taquipnea (jadeos continuos). Además de estos síntomas, el animal también puede presentar salivación, taquicardia, actividad aumentada, estado de alerta y trastornos gastrointestinales.