Luego de seis horas en el quirófano, un hombre de 36 años nacido sin testículos recibió uno trasplantado de su hermano gemelo en Belgrado, Serbia. La operación fue la tercera conocida de este tipo, las dos primeras fueron realizadas hace 40 años, también para parientes idénticos.

La cirugía, que fue llevada a cabo por un equipo internacional, tenía como objetivo proporcionar al receptor niveles más estables de testosterona (hormona masculina) que las inyecciones, para hacer que sus genitales sean “más naturales, cómodos, y así permitirle procrear hijos”, explicó el doctor Dicken Ko, cirujano de trasplantes y urología, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts en Boston, que voló a Belgrado para ayudar con el procedimiento.

Debido a que los pacientes son gemelos idénticos con la misma composición genética, no hay preocupación de que el cuerpo del receptor rechace el trasplante, por lo que no tiene que tomar los medicamentos inmunosupresores que la mayoría de los trasplantados necesita, según explica The New York Times.

Si bien la ausencia de testículos es una condición extremadamente rara, los médicos explican que la cirugía podría ser un gran avance para personas transgénero, víctimas de accidentes, soldados heridos y pacientes con cáncer.

"Es bueno, se ve bien, su hermano se ve bien", describió el doctor Ko en una entrevista telefónica. El donante, que ya tiene hijos, debería seguir siendo tan fértil como antes, a pesar de renunciar a un testículo.

Los hermanos serbios gozan de buena salud, según informaron los médicos. Días después de la operación el receptor ya tenía niveles normales de testosterona y ambos decidieron quedarse en la Clínica Universitaria para Niños en Tirsova donde se llevó a cabo la cirugía.

Los especialistas operaron a los hermanos en simultáneo, en habitaciones contiguas. El procedimiento es largo y delicado, además de que debe completarse con máxima eficacia. Fue un desafío porque requería unir dos arterias y dos venas que tenían menos de dos milímetros de ancho.

"Una vez que se retira el testículo del donante, el reloj comienza a correr muy rápido", explicó el doctor Branko Bojovic, experto en microcirugía en la Facultad de Medicina de Harvard y parte del equipo en Belgrado. "Entre dos y cuatro horas después, se debe reperfundir (es decir, restaurar el suministro de sangre) el órgano y debe estar en funcionamiento nuevamente", continuó en comunicación con The New York Times.

Sin un suministro de sangre, un testículo es viable solo entre cuatro y seis horas. Puede tomar de 30 a 60 minutos realizar cada una de las cuatro conexiones de los vasos sanguíneos, pero el equipo logró completarlos en menos de dos horas, según cuenta el portal estadounidense.

La cirugía tiene un detalle: el equipo no conectó una estructura llamada "conducto deferente", que transporta esperma fuera de los testículos. Los cirujanos no pudieron encontrar el tejido en el receptor necesario para la conexión, lo que significa que por ahora no puede tener hijos de forma natural.

Pero no es algo que no podrá suceder en un futuro, otra operación para hacer la conexión es posible. De lo contrario, si desea tener hijos, podría extraer esperma del testículo para la fertilización in vitro.

Dilema de esta intervención

Este procedimiento plantea preguntas sobre la ética de los trasplantes que no salvan vidas, y sobre la posibilidad de que algún día quien recibe el trasplante procree hijos con esperma de donantes que no están relacionados con ellos.

El año pasado los cirujanos del Hospital Johns Hopkins trasplantaron por primera vez en el mundo un pene, escroto y otros tejidos a un soldado que había sido mutilado en combate; pero, deliberadamente, omitieron los testículos.

El motivo: la idea de que podría procrear hijos genéticamente ajenos se consideró "inaceptable", además, el donante era una persona fallecida, por lo que no se podía saber si se tenía su consentimiento.

El primer trasplante testicular, realizado en los Estados Unidos en los años 70, también involucró a hermanos gemelos, de 30 años y se realizó con autorización del donante. Fue un éxito, y el receptor finalmente tuvo cinco hijos, según comentó el doctor Sherman J. Silber, quien realizó la intervención. Un año más tarde realizó la cirugía nuevamente para otro par de hermanos gemelos idénticos.