Varias mujeres de Paraná acusaron a Jerónimo Albornoz, quien subió fotos y videos a sus redes sociales donde presumía haber encontrado a la joven sin vida en el río.

Jerónimo Albornoz se hizo conocido este lunes por ser el joven que encontró el cuerpo de Fiorella Furlán, la chica de 22 años que murió ahogada en Paraná que estuvo desaparecida dos días. Albornoz subió fotos y videos a sus redes sociales donde se vanagloriaba. Cuando su nombre empezó a circular por las redes, mujeres que lo conocían recordaron denuncias en su contra por violencia de género y abuso sexual.

“¡La encontramos! Necesito que la familia se comunique conmigo”, escribió el hombre en su cuenta de Instagram. En las fotos y videos previos, mostraba cómo, a bordo de un kayak, recorría el río Paraná buscando a Fiorella.

Paraná buscando a Fiorella.

 

El joven había dicho que estaba en su casa cuando decidió salir con el kayak pero en sus redes se vio que participaba junto a otros chicos de la búsqueda. “El haber encontrado el cuerpo y llevarle paz a su familia es un logro de toda la comunidad, que se movilizó desde el sábado para buscarla”, dijo en declaraciones televisivas.

Después de que su nombre comenzó a circular en algunos medios como “un héroe”, reflotaron las denuncias. “Habla de empatía. Esa que nunca tuvo cuando acosó y abusó de no se cuántas mujeres en Paraná. Por favor no titulen de héroes a personas desagradables”, escribió una joven llamada Priscila en su cuenta de Twitter.

Otra joven había denunciado a Albornoz hace año. El 12 de diciembre de 2018 escribió cuatro páginas relatando la situación de abuso sexual de la que había sido victima cuando tenía 17 años. “En el verano de 2015 un chico me invitó a participar de la ONG ‘Voluntarios por la vida’. Accedí sin pensarlo, dado que siempre me gustó ayudar. Este chico siempre fue muy ‘encantador’ para que formara parte. Y lo hice”, contó.

Luego dijo que “un día lo crucé en la barra de una fiesta. Eran las 6 de la mañana y se ofreció a llevarme a mi casa. Yo estaba sola y vivía lejos, accedí, se trataba de la persona con la que compartía obras de caridad. Cerca del centro me dí cuenta de que no estaba yendo a mi casa y me dijo que tenía que pasar por la suya a buscar algo. Le dije muchas veces que me quería ir a dormir pero no le importó ni un poco mi ‘no’. Estacionó y me obligó a bajar del auto”.

“Me decía que no sea pendeja, que no sea una nena, que quería subir un rato y después me llevaba. Tanto fue mi ‘no’, que recurrió a agarrarme del brazo y yo tan indefensa ante un pibe de 25 años accedí. Por miedo, por mujer”, continuó en su relato. Y sumó: “Estando en su departamento me besó, me tocó, hasta que me agarró de los brazos y me tiró en su cama. Mis ‘no’ no fueron suficientes. Me penetró. Me corrió la pollera, la ropa interior y lo hizo, sin importarle mi ‘no’“.

“Lo terminé sacando y poniéndome tan mal que me hizo sentir culpable de que era yo la pendeja, la inmadura, la que no se animaba. Me llevó a mi casa y como si nada, en el semáforo anterior a mi cuadra, me agarró de la pierna y nunca voy a olvidar lo que me dijo: ‘Aunque no quisieras, te gustó que haya entrado, ¿no?’. Con toda mi angustia y culpa encima, giré mi cabeza hasta que me bajé y rompí en llanto. Me metí abajo de la ducha y me bañé por horas”, dijo la víctima.

La joven contó que luego de haber difundido su caso en las redes, tanto ella como su familia recibieron presiones. “Fue terrible cómo quisieron manipular toda la situación hasta diciendo que queríamos plata. Llegaron a hablar con los jefes de mis padres para intentar que se queden sin trabajo como represalia”, recordó.