Las plantas son seres vivos que poseen un sinfín de funciones necesarias para la vida en el planeta tierra. Son las principales productoras del oxígeno que respiramos, ya que absorben el dióxido de carbono del ambiente. También contribuyen a regular y equilibrar la temperatura de los ecosistemas, y además, son la base alimentaria de los seres vivos (animales y humanos).

Varios estudios biológicos demostraron que cuando son cortadas no solo cambian su aroma y color, también se descubrió que emiten sonidos ultrasónicos. Cuando están estresadas, las plantas reproducen este tipo de señal no audible por el ser humano pero que sí podría ser captada por animales como el murciélago o el ratón, asegura un grupo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv (Israel).

Este sonido se produce cuando el agua que absorben desde la raíz hasta las hojas es transportado por su xilema (tejido vegetal que traslada líquidos, sales minerales y nutrientes). Cada vez que el agua circula, se forman unas microburbujas, y cuando estallan provocan pequeñas vibraciones.

¿Intentan decirnos algo?

“Si bien se está comprobando que hay ´comunicación´ entre las plantas, sería posible hasta cierto punto. El crujido de las burbujas dentro del xilema es una cuestión física y no tiene que ver con la decisión de la planta de querer comunicarlo”, explica a Con Bienestar Graciela Barreiro, ingeniera agrónoma y gerente operativa del Jardín Botánico “Carlos Thays” de la Ciudad de Buenos Aires.

El estudio

Se realizó en plantas de tabaco y tomate. Los autores colocaron, a 10 centímetros de ellas, micrófonos especializados en captar frecuencias ultrasónicas. A un primer grupo las cuidaron diariamente, a otro las dejaron de regar y al tercero les cortaron los tallos.

Al tiempo, notaron que aquellas que estaban sanas reproducían sonidos ocasionales (alrededor de uno por hora), mientras que las fueron cortadas emitieron en promedio 14 (tabaco) y 25 (tomate) frecuencias en 60 minutos. Respecto a las que dejaron sin agua, la planta de tomate generó 35 ultrasonidos por hora mientras que la de tabaco 10.

La teoría se basa en la creencia de que emiten frecuencias a varios metros de distancia para comunicarse con otras plantas y animales, y así poder facilitarles información sobre su estado actual. Los científicos israelíes analizan la posibilidad de, a través de los micrófonos, utilizar este beneficio para optimizar su cuidado y el riego en los campos y plantaciones.