Desnudos es una obra de Doris Dörrie, según versión de Esther Feldman y Alejandro Maci, que dirige Alejandro Maci.

Sus actores son Luciano Castro, Mercedes Scapola, Gonzalo Heredia, Brenda Gandini, Luciano Cáceres y Sabrina Rojas.

Doris Dörrie escribió en 2001 "Happy. Ein Drama"- traducción- Desnudos: un drama. Doris Dörrie (Hannover, 26 de mayo de 1955) es una directora de cine, productora y escritora alemana. La mujer, su posición, el uso del cuerpo y la nueva relación con la sociedad y la familia son parte de sus trabajos, de sus ponencias, sus libros, sus filmes.

Que es el amor en el Siglo XXI y cuáles las relaciones de los cuerpos es una de sus preocupaciones. Trabajos de tesis sobre el punto: miremos dentro para poder entender las relaciones está en sus filmes.

Usemos el potencial. Eso debería estar en el Teatro Neptuno de Mar del Plata. Tendría que estar.

Su filme mas importante : "Soy Linda" (importante según creo) interroga sobre la belleza, los cuerpos, el deseo y el amor como diferencia. En una entrevista realizada por el diario La Nación Doris Dörrié dice: «El título lo saqué de un cuento que escribí. Y nombré así a la película porque la pregunta de si soy linda, en realidad, tiene que ver con la pregunta de si soy querible, si soy feliz o si valgo para que me quieran. Porque uno no se plantea directamente si es feliz o si es amado, que es muy riesgoso. Y sí, en cambio, se pregunta: «¿soy linda?», porque entonces uno puede creer que si parece más linda, más joven, ahí sí podrá ser feliz. Lo veo siempre en las revistas femeninas que expresan muy claramente ese deseo de llegar a la felicidad a través de la belleza".

La obra de la autora alemana asume el conflicto entre la belleza ("el criterio estético lo impone la clase dominante"...dice Lukacs) la belleza en confrontación con el dinero, el ascenso social, la supervivencia y los afectos, los sentimientos, la perdurabilidad de los vínculos. Asume el punto de la animalidad. El deseo sexual, la satisfacción, la eyaculación son procesos animales y deben juzgarse de modo diferente a las promesas, las palabras, la convivencia.

El texto llega a un punto donde reverencia los sentidos. El olor, que ya ha sido sugerido en algunos parlamentos del comienzo, toma su punto central. Los dedos para el tacto. El cierre de los ojos (para que sea otra vía la que lleve los sentimientos a la parte mas profunda del cerebro) y el deseo de tocar el cuerpo, la piel del otro. Sentidos mas sueltos, diferenciados de los protocolos racionales que ponen límites a las relaciones en una sociedad.

Las escalas sociales, la mínima lucha del "universo femenino" de las formas y el "que dirán". El trazo grueso sobre hombres arquetípicos, sus rutinas y sus miserias. Es una propuesta interesante en la que tres parejas, una cena, el juego aparentemente inocente de "soltar los sentidos" para advertir hasta que punto ordenan (desordenan) el reconocimiento del otro actúa como desencadenante, acelerador de partículas sociales que se van, se van... porque aparece la animalidad y es difícil escaparse de ella. El tacto, el deseo, el perfume.

Los muchachos con ropa de calle y luego calzoncillos tipo "bóxer" (no hay mini ) y las muchachas con deshabillé, ropa de calle y luego calzones y corpiños habituales, nada terrible. Arrumacos y abrazos.

Esto como la somera descripción en mitad de los alaridos del público. Alaridos por ellas y anoto:debería sumarme, son bellos cuerpos, junto con alaridos por ellos. No me sumo, no envidio. Comparo, me entristezco. Já. No lograrán que profiera un alarido de goce al verlo entrar a cualquiera de los muchachos. Simplemente practicaré uno de los siete pecados capitales: envidia.

Juzgarlos por su actuación es una tarea imposible. No hay crítica, no hay nada que quite del escenario lo que el escenario ofrece. Jóvenes personas que se subieron (al escenario) para que las admiren y tratar de no engañar, a las que están en las plateas, simulando con fruición un trabajo actoral. Hasta puede sospecharse honestidad y esfuerzo.

Aconsejaría a la producción un solo cambio. Sobreviviente a todas las versiones, televisivas, cinematográficas, incorpóraría la música de Lalo Schifrin que identifica un producto mundial. Simplificar la obra "Desnudos" a un acontecimiento teatral y no un fenómeno social (que escapó a la crítica teatral desde su origen) es eso: una misión imposible.