En el marco del crimen de Fernando Baez Sosa a manos de un grupo de rugbiers en Villa Gesell, salen a la luz hechos severamente violentos a lo largo del país. Todos ellos protagonizados por jóvenes.

El escenario fue la localidad bonaerense de Wilde. Esta vez, se trata de Joel, un joven de 15 años, que se encuentra internado en coma farmacológico en el Sanatorio Güemes de la Ciudad de Buenos Aires.

Fue atacado por un grupo de siete personas, de entre 17 y 35 años. Los agresores lo golpearon con palos, botellas, piedras, piñas y patadas. Según contó la familia, sufrió pérdida de masa encefálica, un ojo y un oído. Además le quebraron muchos huesos. Tiene también golpes y magulladuras en todo el cuerpo.

Al parecer, la pelea comenzó durante un partido de fútbol en el que Joel y sus amigos jugaron contra otro equipo de jóvenes. La novia de la víctima relató que un nenito de diez años aproximadamente, le quitó la gorra o otro en tono de juego y se fue corriendo.

Los chicos del bando contrario aseguraron que “volverían” y horas después cuando se produjo el ataque. “Los chicos salieron corriendo y Joel quedó solo. A las dos cuadras, en Yapeyú y Helguera, lo agarraron y le pegaron entre todos”, relató Vanina, la tía del chico agredido.

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“Me lo dejaron tirado en la puerta de mi casa. Le salía sangre del oído izquierdo como si fuera una fuente. También sangraba por la nariz y por la boca y no podía hablar, balbuceaba. Lo dejaron casi muerto en la calle”, agregó la mujer.

Estamos esperando un milagro. Tiene múltiples contusiones a nivel cerebral, respiración asistida… está con tubos y cables por todos lados. Lo indujeron a un coma porque está gravísimo”, declaró la familia a la prensa.