Evo Morales abandonó hoy la Argentina y viajó a Cuba. Aún no está determinado si solo voló a la Habana para continuar sus tratamientos médicos o, si por el contrario, en plena negociación de la deuda externa, el mandatario boliviano también tuvo un gesto político con el presidente argentino, que es cuestionado en la Casa Blanca por haberle otorgado refugio.

La Embajada de Estados Unidos en la Argentina presionaba al gobierno para que expulsara a Morales alegando que violaba el estatus de refugiado político.

Alberto Fernández y su canciller Felipe Solá rechazaron la presión americana -con un excesivo uso de la cortesía diplomática-, pero la convocatoria de Morales a reclutar “milicias armadas al estilo venezolano” implicó un acto de apología de la violencia que el presidente no podía soslayar.

Solá habló con Morales y le dijo que el estatus de refugiado era intocable, y a continuación le pidió que moderara sus actividades políticas para evitar nuevos roces con la Casa Blanca.