Son las 19 y el sol comienza a despedirse en el horizonte de otra calurosa jornada en la ciudad de Esperanza.

Quiénes pronto, con vestimenta tradicional suiza, saldrán a escena llevando innumerables pedidos, comienzan con la ceremonia diaria de dejar todo aprontado para que minutos después de las 20 comiencen a llegar de distintos puntos de la región familias para disfrutar comidas típicas con un sabor especial.

Mientras en el patio cervecero se ultiman detalles, dentro de la cocina y en un horno a leña a alta temperatura se cocina apfelstrudel y entre platos típicos y preparaciones, el sector es invadido por una serie de aromas imposibles de evitar.

En otro sector y sabiendo que es el gran animador de la noche y casi como si fuese una caja mágica, está la cámara de frío donde se almacenan los barriles bien helados de cervezas que en forma de lisos, balones o jarras, saldrán durante toda la noche a las mesas.

Una campana sonará indicando que un nuevo barril ha sido consumido y mientras anónimos chicos juegan y pelean en la casita alpina de madera casi escondida en un rincón, por los pasillos del histórico patio, mozos corren con sus bandejas cargadas de lisos, jarras, balones, aguas y gaseosas.

Cargan chucrut especial o con salchichas, ensaladas de papas, picadas, cazuelas, super alemanes, chorizos colonos o en grasa. Es el verano número 50 del tradicional espacio ubicado en el acceso oeste a Esperanza, es el verano 48 para la familia Bolzico… Pasen, pónganse cómodos y disfruten la especial noche en el Jardín de la Cerveza.