No fumar, no tomar alcohol, o esporádicamente y en pocas cantidades, llevar una buena alimentación incluyendo frutas y verduras, estar en movimiento, realizar actividad física. Estas son algunas de las cosas que hay que hacer si se quiere gozar de una buena salud, vivir más y, fundamentalmente, mejor.

Sin embargo, existe otra actividad que también se puede poner a la par de estas y que no muchos lo saben. Es más, a quienes lo hacen, suelen criticarlos. Se trata de hablar mucho.

“Hay muchos estudios que demuestran que la persona extrovertida, la persona habladora, vive una vida mejor, con más satisfacción, más sana, y vive más”

Conectar con el otro

“Más allá de cualquier hábito saludable que podría favorecer estadísticamente a estar mejor o vivir más, es fundamental focalizarse en lo que son los vínculos y las conexiones sociales. Esto es lo que realmente favorece a mejorar la calidad de vida desde el punto de vista cognitivo. No solo por interactuar socialmente se va a vivir más, pero sí mejorará la calidad de vida”, explica el médico especialista en psiquiatría Rodrigo Archain (M.N. 130.281) a un medio online de bienestar y salud.

El psiquiatra español Luis Rojas Marcos explica que las personas que hablan mucho suelen disfrutar de una vida mejor: más plena, sana y larga. “Hay muchos estudios que demuestran que la persona extrovertida, la persona habladora, vive una vida mejor, con más satisfacción, más sana, y vive más”, explica una entrevista con la agencia de noticias EFE. El resultado de este beneficio sobre la calidad de vida sería el de mejorar el caudal cognitivo.

Asimismo, el doctor Rojas asegura que la mujer, en general, es más habladora, y que ese es el motivo por el que vive más. Llegaron a esa conclusión luego de estudiar dicha incógnita, ¿por qué se da esto? Uno de esos motivos a los cuales abordaron es el tema de la extroversión, la comunicabilidad, y, básicamente, el hablar.

Por su parte, la psicóloga canadiense Susan Pinker explicó, en una charla TED, que las mujeres, en promedio y a lo largo del mundo, viven entre 6 y 8 años más que los hombres. Pero encontró una zona remota, montañosa, en Cerdeña, una isla italiana en el Mediterraneo, donde la superlongevidad es común a ambos sexos.

Su curiosidad la llevó a investigar el motivo por el cual sucedía esto. Entre todos los factores que influían, encontró uno que se destacaba: integración social. O sea, cuánto interactúan con gente a lo largo del día. Y no se refiere solo a las personas cercanas, sino también a aquellos que te cruzás en la calle, quien te hace el café, la persona que pasea al perro en tu misma cuadra, y la lista sigue.

“Esas interacciones son uno de los predictores más fuertes de cuánto tiempo vivirás”, indica. Y en esta misma línea informa que, en promedio, estamos una hora más en línea que lo que solíamos estar. Llegando así a las 11 horas diarias. Y, definitvamente, ese tipo de conexión, via redes sociales, via mensajería instantánea, no es lo mismo que el cara a cara.