En una audiencia que tuvo lugar este domingo a las 7.30, y al a que asistieron una veintena de familiares y allegados, el juez Javier Bottero dispuso su prisión preventiva sin plazos.
«Era él o yo». Ese fue el único indicio que se conoció en la audiencia de esta mañana sobre los motivos que llevaron a que, a la 1.30 de la mañana del jueves 5 de marzo, Abel Marcelo Silveira de Avila, un puesto rural de 68 años, radicado en Campo Mainardi, San Martín de las Escobas, a unos 70 km. al sur de Rafaela, le asestara una puñalada en el cuello a Marcelo Ulises, de 30 años. Al indicio lo dio un testigo de oídas, porque la única persona que estaba en el campo a la hora de los sucesos, era Ana Nélida Altamirano, esposa del homicida y la madre de la víctima, e hizo uso a su derecho de no declarar por sugerencia de un abogado particular.
Según narró el fiscal Nicolás Stegmayer, en una audiencia pública que se llevó a cabo en la sala 2 de la Oficina de Gestión Judicial en el inusual horario de las 7.30 del domingo, los hechos ocurrieron cuando padre e hijo se trabaron en una discusión por motivos que no se conocen. Los auxiliares que posteriormente concurrieron en auxilio de la víctima aportaron el dato de que Ulises Silveira de Avila tenía un fuerte aliento etílico, por lo que no se descarta que la discusión haya obedecido al estado que presentaba el muchacho cuando su padre se disponía a iniciar su jornada laboral.
Por la razón que fuere, la discusión derivó en que Silveira padre, utilizando un cuchillo de 16 cm por 5 cm. de hoja, le tiro un «puntazo» en el cuello a su hijo, que le produjo una herida cortante de 10 a 15 cm. en la cara lateral derecha del cuello. La discusión despertó a la esposa de Abel Silveira de Avila: mientras éste se iba del lugar «a devolver un caballo que le habían prestado», la mujer emprendió una desesperada caminata, en plena madrugada y a través de 3 kms. de campos sojeros, para intentar conseguir ayuda.
Para cuando llegó la asistencia de bomberos voluntarios eran casi las 4 de la mañana y hacia dos horas y media que Ulises Oliveira estaba perdiendo sangre y agonizando. Con signos vitales, alcanzaron a llevarlo hasta el Samco de San Martín de las Escobas, donde finalmente a las 6 de la mañana falleció. Oliveira de Avila padre, luego de devolver el caballo y atender a un animal que requería de su trabajo -que realiza por cuenta de su empleador, Oscar Mazzola-, regresó a la escena del hecho y fue detenido por la policía.
El fiscal Nicolás Stegmayer planteó ante el juez Javier Bottero la imputación de Silveyra de Avila como presunto autor del delito de homicidio calificado por el vínculo, al que le cabe la pena máxima del Código, la prisión perpetua. Pero la defensora oficial, Mónica Ronchi, dejó entrever que cuando se conozcan las causas de la pelea podría caber otra figura no tan gravosa. No obstante, considerando los elementos y las evidencias aportadas por el fiscal, más el hecho de que la investigación está dando sus primeros pasos, Bottero resolvió dictar la prisión preventiva sin plazos para el imputado.