El mundo del Rugby fue fustigado desde todos los ángulos desde el fallecimiento de Fernando Báez Sosa a manos de un grupo de jugadores del Club Náutico Arsenal de Zárate.
El hecho se produjo el 18 de enero de este año, a la salida del local bailable Le Brique, de Villa Gesell. La pelea comenzó en las instalaciones del boliche. Posteriormente, los participantes de la trifulca fueron expulsados de la discoteca y continuaron la lucha en la calle. Una vez fuera, la víctima recibió un golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente y que provocó su posterior su deceso.
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A partir de ese momento, el hecho fue repudiado ferozmente en los medios de comunicación y en las redes sociales. Muchos usuarios apuntaron contra la violencia que emplean los rugbiers en distintos lugares y le reclamaron a las autoridades de todas las instituciones que tomen cartas en el asunto para modificar el comportamiento de los jugadores.
A los pocos días, la Unión Argentina de Rugby sacó un comunicado sobre el hecho y se explayó sobre las medidas a tomar en las distintas entidades para evitar que estos aberrantes hechos vuelvan a suceder. En el mensaje, se afirmaba que "La UAR trabaja en redoblar los esfuerzos y generar un programa específico de concientización que colabore para que estos casos no sucedan nunca más. Lo implementaremos junto a las 25 uniones provinciales para que se traslade a los clubes, conscientes de que podemos ser parte de la solución a la violencia entre los jóvenes".
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Toda la dirigencia y el ambiente del deporte se mostró atribulado por la muerte del chico. En varias oportunidades, distintos representantes de la actividad se manifestaron al respecto.
Este jueves le tocó hablar sobre el tema a Agustín Pichot, ex capitán de Los Pumas, quien dialogó con TNT Sports. El ex candidato a presidir la World Rugby aseguró que "Culturalmente, el Rugby tiene que cambiar, debemos educar diferente. Hemos sido permisivos y hemos mirado para el costado". Luego, añadió que "Debemos efectuar una autocrítica de cómo mirábamos los hechos de agresión y violencia cuando éramos jóvenes".
Al cerrar, dijo que tiene una hija joven que acude a locales bailables y que observa habitualmente la rudeza extrema llevada adelante por los rugbiers. En ese sentido, aseveró que "Mi hija me comenta y me dice que cuando sale a los boliches, todos los rugbiers son patoteros".