Una amplia mayoría de la industria manufacturera en la región centro y norte de Santa Fe permanece sin actividad al menos desde el 20 de marzo y hasta la actualidad, en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el gobierno nacional.
En doce departamentos de esa región, la Unión Industrial de Santa Fe (UISF) estima que 1.100 empresas industriales y 21 mil trabajadores registrados se encuentran involucrados, por desarrollar actividades no exceptuadas, representando aproximadamente el 60 por ciento del tejido fabril.
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Los departamentos Castellanos, Las Colonias, La Capital y General Obligado presentan la mayor cantidad de empresas y trabajadores en actividades no exceptuadas. En La Capital el combate contra la pandemia afecta de forma integral a más de 300 empresas y 4 mil trabajadores industriales.
Incluso, con anterioridad al 20 de marzo y hasta la actualidad, se manifiesta una pronunciada caída de la actividad industrial regional y las ventas de las empresas, que agrava el panorama recesivo manifestado en los dos últimos años.
Un reciente relevamiento realizado por la Unión Industrial de Santa Fe (UISF) con el fin de estimar el impacto de la pandemia CODVID-19 en las empresas manufactureras de la región, muestra que el 57 por ciento de ellas se encuentran comprometidas al paralizar totalmente sus actividades desde el 20 de marzo y hasta el presente.
El resto del panel analizado integra el grupo de actividades que fueron exceptuadas por diferentes decretos. Sin embargo, muchas de sus empresas se encuentran afectadas parcialmente por diferentes problemáticas.
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Las empresas elaboradoras de alimentos y su cadena de valor (insumos, envases, servicios y maquinaria) presenta los mayores casos de establecimientos que operan con cierta normalidad. No obstante, se verificaron numerosos casos de industrias con claras limitaciones derivadas de su menor actividad comercial y de aprovisionamiento de ciertos materiales.
Solo una franja muy acotada de la totalidad de los recursos humanos de las empresas de actividades no exceptuadas, estimada en un 10 por ciento, se encuentra desarrollando ciertas tareas, en forma parcial y bajo la modalidad a distancia desde sus domicilios particulares. De esta manera, se aprecia el notorio impacto negativo de la emergencia sanitaria y el aislamiento sobre los procesos productivos y los ingresos por ventas.
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