Un equipo de especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario elaboró un informe, a pedido del gobierno nacional, sobre el impacto económico de la bajante histórica que se registra en la hidrovía Paraná-Paraguay como consecuencia de la temporada extremadamente seca que atraviesan las cuencas de los ríos Iguazú, Paraguay y Paraná.
Los resultados son preocupantes. En los meses de marzo, abril y mayo, se perdieron 244 millones de dólares por los problemas logísticos que generó esta situación extraordinaria que no se registraba en años. La última gran bajante se produjo entre 1968 y 1969, detalló el experto en hidrología Carlos Paoli quien advirtió que es posible que el nivel descienda aún más si no se recupera el régimen de lluvias en el norte de la hidrovía.
En los últimos tres meses, 510 buques han tenido problemas para trasladar la carga desde los puertos del Gran Rosario que con 30 pies de profundidad se perdieron de cargar casi 10 mil toneladas. "Por cada pie de calado, se pierden dos mil toneladas de grano", describió el economista Julio Calzada, director del Centro de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio, quien coordinó una conferencia virtual para socios de la entidad.
Producto de la bajante, los barcos de mayor porte como los Panamax o Supramax deben completar la carga en los puertos de Quequén o de Bahía Blanca donde, por ejemplo, no suele despacharse maíz y por lo tanto tienen inconvenientes para conseguir mercadería, además del costo logístico que implica el traslado. Mientras que los buques de menor porte como los Handymax, que pierden 7 toneladas de carga, no completan las bodegas en otros puertos y se produce lo que se llama falso flete que genera mayores perjuicios.
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La situación se terminó de complicar el fin de semana pasado con el derrumbe del canal a la altura de Arroyo Seco, en el sur de Santa Fe, donde la empresa encargada del dragado, la belga Jan de Nul, pudo revertir el inconveniente en tiempo record. "Estamos trabajando a full las 24 horas porque tenemos que llegar cerca de los 40 pies de profundidad para cuando la bajante pase", sostuvo Edgardo Arrieta, secretario general de Dragado y Balizamiento.
Por su parte, el ingeniero Juan Borus, subgerente del Sistema de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional Agua, explicó que el uso del suelo y la expansión de la frontera agrícola en toda la amplia región que comprende uno de los sistemas fluviales más importantes del mundo, produjo el aumento de los caudales a partir de la década de los '70 y desde entonces no se había registrado una bajante como la actual.
En cuanto a las posibilidades para que la situación se revierta, el experto no fue muy optimista para el mediano plazo ya que para fines de julio hay incertidumbre sobre las lluvias regionales y recién se espera algún repunte en Iguazú para noviembre "pero esto último es muy poco seguro en materia meteorológica", aclaró Borus.
Respecto a las cusas, el especialista sostuvo que ya desde junio del año pasado se empezó a advertir la disminución significativa de las lluvias que produjo la mayor bajante de la historia del río Paraguay a 8,4 pies y planteó la necesidad de investigar si el fenómeno se relaciona con los incendios que se produjeron en el Amazonas, en las nacientes del curso fluvial que podrían haber afectado a las lluvias de verano.